Economía
Las librerías de segunda mano buscan alternativas para no dejar perder el Sant Jordi
La manresana Papasseit y la cadena Re-Read se decantan por los vales a intercambiar cuando las tiendas vuelvan a abrir puertas
Además, se suma el hecho que, su proyecto es difícil de digitalizar. Entre la tienda y el taller, la librería Papasseit de Manresa tiene unos 10.000 ejemplares. Una cantidad que puede parecer irrisoria al lado de las grandes librerías, pero que tiene una casuística concreta, ya que aquí sólo hay un ejemplar de cada libro y, por lo tanto, 10.000 ejemplares quiere decir 10.000 títulos diferentes. Eso complica la gestión de la librería y la digitalización «tan necesaria ahora mismo, con la tienda cerrada», dice Roca.
Cheques regalo para no exponer mensajeros
Precisamente esta cantidad de títulos es lo que consideran que los hace diferentes. Con Sant Jordi a tocar, Anna y Miquel no quieren que se pierda la oportunidad de remover entre libros. Tampoco «exponer» a los mensajeros. Por eso, han decidido que este año, en lugar de ofrecer libros, ofrecerán cheques regalo.
La librería ofrece a los clientes que quieren regalar libros la posibilidad de hacer llegar un cheque al destinatario, que podrá intercambiar a partir del primer día que se abra la tienda y hasta el 23 de julio, que es el día escogido para celebrar Sant Jordi este año. Una iniciativa que ellos ven con cierto recelo porque no saben si las medidas de desconfinamiento habrán funcionado.
En un Sant Jordi peculiar, Anna y Miquel proponen una serie de libros que tienen que ver con la situación actual que vive el país. 'El mundo infeliz', 'El amor en tiempos de cólera', 'La Peste' y... Los libros tienen eso, te hacen sentir acompañado. ·«Són cobijo», aseguran.
El menos caro, en el mejor estado
La cadena Re-Read, con una decena de librerías en Barcelona, también en Gerona, Reus, Granollers, Terrassa, Tarragona, Sabadell, Sant Cugat, l'Hospitalet o Mataró, tiene el objetivo de «vender el libro el menos caro posible en el mejor estado posible». Cuando nació el proyecto raíz de la crisis de las librerías hacia el 2011, quisieron romper con la idea de que la segunda mano «es cutre» o sólo para quién no se puede permitir un libro nuevo.
La librería «compra» ejemplares usados de particulares que quieren hacer sitio en casa o también de organismos o entidades, a un precio simbólico de 0,20 céntimos, y les vende en función de la cantidad: 1 libro 3 euros, 2 libros 5 euros y 5 libros 10 euros. Así pues, vale igual una edición de los años 80 de 'La muerte y la primavera' de Mercè Rodoreda que la última novedad de Eva Baltasar, 'Boulder'. Si bien es verdad que el código deontológico de las librerías de segunda mano dice que en el primer año de vida del libro no se tiene que buscar ni promocionar, si por «casualidad llega» un libro casi nuevo, «lo tratan como cualquier título de segunda mano que tenga 30 años». Así lo explica al ACN el librero de Re-Read Muntaner, Eric Levit, que recomienda para Sant Jordi precisamente estos dos libros de Club Editor, que conectan por «el aislamiento emocional» que tratan, a pesar de la distancia generacional.
Tarjetas de prepago
Para las librerías de segunda mano, Sant Jordi representa una subida de clientela y facturación, pero según Levit el incremento no es tan notorio como en las librerías de nuevo. «En las librerías de libros nuevos Sant Jordi te puede hacer el año, no es nuestro caso de que no tenemos puestos en la Rambla y la gente que nos compra es la del comercio del barrio», argumenta.
Y a pesar de las librerías de segunda mano no pueden recomendar las últimas novedades para Sant Jordi como piden muchos lectores, operan a su manera y ofrecen también alternativas por esta festividad virtual. Ofrecen tarjetas de prepago con saldo extra de regalo para utilizar cuando la librería abra.
Un sistema pionero
Uno de los otros escollos|arrecifes de las librerías de segunda mano es que no disponen de un catálogo online al uso, ya que en un día pueden entrar 250 libros nuevos y desconocidos a la tienda y logísticamente es inviable catalogarlos. En el caso de Re-Read, sin embargo, crearon hace cinco años un sistema innovador en Europa que permite identificar a través de la web si un libro está en la librería o no. El librero hace una fotografía cada mañana en las estanterías, de manera que el sistema busca automáticamente las palabras clave que ha puesto el usuario y las reconoce en las palabras de los lomos de los libros de las fotografías. En este caso, pues, se puede hacer la compra desde la web y hacer el envío en casa.
A pesar de estos métodos, a la opinión de Levit la clavepara subsistir es que el librero «conozca en su parroquia y viceversa». «Si tienes clientes que venden cada día, se conocen entre ellos y charlan contigo, esta gente te irá a buscar a ti y quizás se espera para tener el libro», apunta al librero de Muntaner sobre el paro por la pandemia. En definitiva, su manera de hacer es «de barrio», y la compra de libros para|por Amazon, por ejemplo, lo ve como un factor que hace daño a todas las librerías, sean 'low cost' o no.
Estudiantes, personas mayores que consume cinco novelas a la semana y por lo tanto le hace falta una entrada importante de títulos, hasta bibliófilos o gente de dinero, entran en la librería de segunda mano «sin distinción entre el libro nuevo o viejo». «Sólo buscan un libro paraleer, y en un primer momento, algunos ni se dan cuenta de que no son nuevos».