Sociedad Rural
Suben a los pueblos los proyectos de turismo rural y viviendas post-COVID19
Ha habido un aumento de proyectos para invertir en casas en los pueblos, particulares o para destinar al turismo
El presidente de REDR, Secundino Cas, afirma, en una entrevista con Efeagro, que se está produciendo un incremento «sorprendente» y «increíble» del interés por adquirir una vivienda rural para transformarla, especialmente aquellas con parcela, huerto o prado, en zonas como Cantabria, Asturias o Andalucía.
La REDR agrupa redes territoriales que engloban en 180 grupos de desarrollo rural (GDR) o grupos de acción local (GALO), encargados de gestionar programas «Leader», es decir planes cofinanciados con participación pública y privada, el objetivo de la cual es promover actividades diferentes o complementarias a la agricultura.
Caso, alcalde de Monterrubio (Cantabria), un municipio de 350 habitantes, y vicepresidente de la Red Europea de Grupos de Acción Local (ELARD) responde a la entrevista por teléfono desde un balcón con vistas a los Picos de Europa.
Manifiesta que el coronavirus ha «activado» los pueblos y que el panorama es más favorable para el turismo rural y de interior, «más preparado y en mejores condiciones», como opción segura y menos masificada para familias.
Espera que la actividad turística se recupere este verano, en el segundo semestre o a final de año, dependiendo de la situación, sanitaria.
Ante la pandemia, los pueblos han registrado una subida del número de habitantes, dice: «Las panaderías están funcionando más (...) Los bares estarán cerrados, pero aquí se vive mejor el confinamiento que en un piso pequeño de ciudad».
No obstante, rechaza una visión idílica y afirma que para aprovechar este interés en poblar el campo hace falta solucionar «grandes faltas».
A juicio de Caso, hay «conquistas en el estado del bienestar» que en el mundo rural no se disfrutan. «Necesitamos Internet, profesores y médicos», afirma. «En mi comarca no hay un metro de fibra óptica instalado», señala, lo cual contrasta con el avance del teletrabajo en España por el coronavirus.
Añade que dinámicas que han llegado para quedarse, como las reuniones por videoconferencia o la enseñanza por Internet, son «imposibles» en algunas comarcas rurales por la conexión.
Alude a las plataformas escolares y explica que ante la deficiencia de 4G ha habido que facilitar en algunas comarcas tarjetas de móvil y tabletas para familias sin recursos, con la finalidad que los estudiantes trabajen desde casa.
Las nuevas tecnologías influyen también en la calidad de los depósitos de agua, que podrían estar controlados por Internet pero en muchos pueblos es imposible esta conexión.
Considera que es estructural la falta de adaptación de los sistemas sanitarios en el campo, donde el personal sanitario «acaba yendo-se» porque se los promociona menos que si trabajan en núcleos urbanos. No obstante, un alto porcentaje de la población rural está envejecida.
REDR pide que se diseñen las «leyes» con una «lupa» especial en favor del ámbito rural: Incluso las reglas de confinamiento tienen que ser diferentes si una persona trabajará en un huerto en un pueblo en el cual no se encontrará con nadie.
«Hay que ser héroes para invertir, cuando para montar una quesería pequeña te exigen lo mismo que para una fábrica que produce millones de litros», recalca.
Pero Caso ve crucial «cambiar el relato» y eliminar el «paternalismo» en la visión rural. Opina que desde el cine a las series de televisión -como las que ven a sus hijos de 11 y 12 años- trasladan una imagen «casposa» de los habitantes rurales como si todos fueran «Los Sants Inocentes» (en alusión a la novela de Miguel Delibes).