Laboral
Los autónomos exigen que se alarguen las ayudas estatales el tiempo que haga falta hasta que recuperen una facturación mínima
Reclaman una prórroga como la de los ERTO para asegurar que las prestaciones no se acaben a finales de mayo
Miró asegura que la situación es «insostenible» porque ha tenido que cerrar el negocio dos meses, sin ninguna posibilidad de trabajar. Durante este tiempo, no ha facturado ni un céntimo pero sí que ha tenido que pagar el alquiler del local, los suministros básicos y el mantenimiento de las máquinas. Esta semana ha podido reabrir el negocio, «pero no hay trabajo», dice, ya que se han parado muchos proyectos y encargos de cara al verano a raíz de la crisis de la covid-19.
Es por eso que reclama que el estado español apruebe una prórroga de las ayudas a los trabajadores autónomos, «como mínimo hasta que se puedan alcanzar unos niveles de facturación suficientes». Este empresario critica que los sindicatos, las patronales y el gobierno central hayan llegado a un acuerdo para alargar las medidas excepcionales de los ERTO hasta el 30 de junio pero, en cambio, no haya una medida similar para los autónomos.
En la misma situación se encuentra Maria Dolors López, que tiene una ferretería en el barrio del Poble Sec de Barcelona desde el 2009. Pudo volver a abrir el 4 de mayo después de dos meses sin ingresos y agotando las reservas que guarda para el verano, cuando baja mucho la demanda. «Todo el pequeño comercio necesitaría que las ayudas se alargaran. Pararlo a finales de mayo es muy perjudicial a nosotros», explica Maria Dolors, que reclama que se haga el posible para salvar el tejido «de barrio» que «humaniza» las ciudades.
Ahora mismo se encuentra sola la tienda porque la otra persona no trabaja y está incluida en un ERTO. Para ella, el trabajo ahora es «más complicado» y «más lento» cosa que hace «muy difícil» llenar el cajón, y más todavía en un negocio donde el precio medio de la compra no es muy elevado. Esta originaría del Poble Secy vinculada a la asociación de comerciantes de la zona dice que aunque trabaje en agosto no podrá recuperar lo que ha perdido y que sólo ha conseguido la moratoria de un mes del alquiler de la tienda. Por este motivo, se está planteando endeudarse a través de un préstamo avalado por el Instituto de Crédito Oficial (ICO).
«Este año no tengo la tranquilidad de saber que tengo reservas por si las ventas no van bien. Tengo una incertidumbre y una inseguridad muy grande y vivo en un barrio obrero, y no sé cuál será la capacidad adquisitiva de mis vecinos», reflexiona.
Hay autónomos que podrían volver a abrir en algunas de las fases del confinamiento pero que no lo hacen porque no les es viable cumplir con las medidas higienicosanitarias y las restricciones de aforo. Es el caso del club de pádel Villa Sport Club de Vilassar de Dalt podría abrir en fase 1 pero que, de momento, no lo hará porque no les salen los números, ya que sólo estaría permitido hacer entrenamientos con un monitor y un alumno y partidos 1x1. Levantar la persiana puede ser peor que tener cerrado. «Si abro tendré que asumir más gasto porque el coste de arrancar la maquinaria es elevadísimo», explica Anna Garcia, que dirige el centro, y tiene como único ingreso la prestación extraordinaria. Si la normativa se relaja y se permiten los partidos de cuatro personas, se pensará volver a abrir puertas. El club no cobra las cuotas a los socios desde el inicio del estado de alarma.
Otros no tienen ni siquiera perspectivas de cuando podrán volver a trabajar porque se dedican a actividades que acostumbran a juntar a mucha gente y ahora mismo no están permitidas. Por ejemplo, Imma Puignou se dedica a vender joyería y bisutería en ferias artesanas y no sabe cuándo podrá volver a hacerlo. Todas las reservas que tenía se han cancelado hasta octubre y ahora mismo su única fuente de ingresos es la ayuda por cese de actividad estatal. Imma está intentando poner en marcha una página web para vender sus productos pero asegura que «no es fácil» hacerlo sin dinero y sólo con el apoyo de la familia. «Si la ayuda no se alarga, no sé cómo lo haré a partir de mayo. Estamos muy desprotegidos», ha lamentado en una conversación con el ACN.
A día 8 de mayo, habían recibido la prestación extraordinaria por cese de actividad 203.000 catalanes, es decir, el 37% de los trabajadores por cuenta propia del país. La medida implica la exoneración de las cuotas en la Seguridad Social, aunque algunas veces se ha cobrado igualmente por un error del sistema, como es el caso de Abel Miró, que recibió una ayuda mensual de 680 euros, pero al mismo tiempo, le cobraron la cuota, de 300 euros. «A los autónomos nos han estado saqueando muchos años cada trimestre y, cuando hemos necesitado una ayuda, nos han dejado vendidos», asegura. El Ministerio de Inclusión y Seguridad Social ya ha empezado a devolver las cotizaciones que se tenían que haber recibido en marzo y hará el pago de la de abril «en las próximas semanas».
Prórroga de ayudas
Las tres organizaciones estatales más representativas ATA, UPTA y UATAE reclamaron este martes al gobierno español que alargara la prestación extraordinaria por cese de actividad como mínimo hasta el 30 de junio y protecciones por los sectores más afectados a partir de entonces. El gobierno español está estudiando la propuesta y espera tener una respuesta pronto. El ministro José Luís Escrivà aseguró que estaban abiertos a «adaptar» la ayuda a las fases del desconfinamiento.
Las asociaciones se ponen de acuerdo al reclamar que la prestación por cese de actividad se tiene que alargar como mínimo hasta finales de junio pero algunas como la patronal Pimec creen que tendría que durar como mínimo tres meses para todo el mundo y prorrogarse hasta finales de año por los sectores más afectados, como el turismo. «Hemos parado la producción cerca de 60 días y necesitamos que las ayudas sean en consecuencia a eso y que no se quede nadie por el camino», asegura el presidente de Autònoms Pimec, Miquel Camps en una conversación con el ACN. Por parte de CCOO, las ayudas no se tendrían que ligar ni a actividades concretas ni a un espacio temporal, dice el secretario de Política Sectorial y Sostenibilidad, Carlos del Barrio.
Otros representantes del colectivo consideran que no se tienen que poner todos los autónomos en un mismo grupo a la hora de retirar las ayudas. La responsable de Somos Autónomos de la Intersindical-CSC, Carme Teixidor, asegura que los trabajadores por cuenta propia que todavía no pueden reiniciar la actividad tienen que recibir las ayudas hasta que puedan abrir.
Para los que están trabajando, propone que para decidir quién recibe y quién no la prestación se tenga que presentar una declaración jurada y los libros de contabilidad para demostrar los ingresos que recibe el autónomo. La ayuda se podría retirar si el trabajador por cuenta propia ya ha recuperado un 75% de sus ingresos antes de la pandemia, apunta.
Además, asegura que hay personas que no pueden ofrecer sus productos porque sus clientes no pueden trabajar, en estos casos, cree que tampoco tendría «ningún sentido» retirar la prestación.
Reforma de la cotización
Los representantes de los autónomos creen que la crisis de la covid-19 ha demostrado la «debilidad» del tejido, que no tiene capacidad financiera para hacer frente la pérdida de la actividad. En palabras de Maria Dolors, los autónomos son los «jornaleros de este siglo» que abren su negocio cada día «sin saber si tendrán un buen día o no». Por este motivo, los sindicatos quieren aprovechar esta crisis para reabrir el debate sobre el cambio del sistema de cotización para hacerlo más justo y que tenga en cuenta los ingresos reales que percibo al autónomo. «El trabajo autónomo no puede ser un espacio de huida del derecho del trabajo y un espacio sin derechos», resume Del Barrio.