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La incertidumbre sobre las becas Erasmus

Un 15% de alumnos Erasmus ha renunciado a la beca

Un grupo de estudiantes Erasmus volviendo de Italia al inicio de la pandemia.

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La crisis por la COVID-19 plantea una gran incertidumbre en los programas de movilidad de estudiantes y docentes universitarios en el extranjero para el próximo curso, al igual que ha ocurrido al final de este, que en algunos casos ha llevado a un 15% de alumnos erasmus a renunciar a la beca.

La directriz de la Comisión Europea es no anular las becas y optar por un modelo mixto de clases (presenciales y virtuales), pero sigue sin definirse cuál será su repercusión en la cuantía económica de las ayudas, ya que supondrá una reducción de las estancias y con ello de los gastos de manutención.

En el programa Erasmus+, la mayoría de universidades había publicado los listados de las adjudicaciones y destinos meses antes de la declaración del estado de alarma por la pandemia.

Ante este nuevo escenario, la Universidad de Valencia (UV), por ejemplo, ha dado de plazo a sus estudiantes hasta el 30 de junio para que confirmen si van a continuar o renunciar a la beca, y un 15 % ya ha optado por cancelarla, según informa a Efe el vicerrector de Internacionalización de esta universidad, Carles Padilla.

En el caso de estudiantes extranjeros de la UE que habían solicitado cursar la beca Erasmus en esta universidad, la segunda a nivel europeo en recepción de alumnos, entre un 15 % y un 20 % ha comunicado también su intención de renunciar a la misma, señala Padilla.

El vicerrector asegura que todavía es pronto para tener datos fiables sobre la repercusión de la crisis sanitaria, pero las previsiones son muy negativas en los másteres que cursan alumnos procedentes de Estados Unidos y Sudamérica, aunque asegura que se mantendrá la oferta prevista de títulos.

Apoyo del ámbito académico

Desde la red europea de asociaciones Erasmus Student Network (ESN), que desconoce a día de hoy cifras exactas sobre los erasmus que han cancelado su beca, recuerdan que, según una encuesta realizada el pasado mayo, de la muestra de España, cerca del 64 % de estudiantes decía que sus movilidades iban a continuar este curso, el 88 % de ellos de forma total o parcialmente 'online'.

Pero el 23 % de participantes contestó que su movilidad había sido cancelada, mientras que el 13 % todavía no conocían con seguridad qué iba a ocurrir.

De los 22.000 encuestas, 4.242 respuestas provenían de universidades españolas realizando movilidades en el extranjero y 3.928 respuestas de estudiantes de otros países realizando movilidades en España.

Entre las conclusiones del sondeo destacan las siguientes: un 64 % de estudiantes respondió que, en el momento de responder al cuestionario, la movilidad continuaba (dato en línea con la media europea).

Los problemas relacionados con el transporte fueron los más prevalentes entre los estudiantes, mientras que el principal apoyo percibido por los estudiantes se dio en el ámbito académico.

En lo que se refiere a la percepción relativa al destino de la beca, un 65 % de españoles en el extranjero expresaron su incertidumbre respecto a la situación de sus becas, en línea con la media europea, pero un 17 % de los españoles creía que tendría que devolver la beca, diez puntos por encima de la media europea.

Cláusula de fuerza mayor

Desde el Servicio Español para la Internacionalización de la Educación (Sepie), Agencia Nacional del programa Erasmus+ en España, en marzo pasado se informó de que la Comisión Europea fijaba que se podía aplicar la cláusula de fuerza mayor en las situaciones en las que no se pudiera cumplir lo estipulado en el convenio de subvención.

Con ello los erasmus podían adscribirse a una cláusula de rescisión del contrato de movilidad de manera voluntaria si así lo quisieran y se proponía a los beneficiarios que facilitasen una declaración firmada para aquellos costes que no hayan sido recuperados por otros medios.

Sobre la duración de los proyectos, el Sepie proponía la ampliación de los plazos dada la situación extraordinaria en la que nos encontramos; en todo caso, no estaba previsto un aumento de la financiación relativa a los proyectos en curso y en ningún caso los proyectos podrían exceder los 36 meses de duración.

Modelo presencial y virtual

La Comisión Europea plantea un modelo mixto para los programas de movilidad europeos, con una parte de la docencia virtual y otra presencial si las condiciones sanitarias lo permiten, pero según explica Padilla falta por concretar cómo afectará a la dotación económica de la beca.

«En general, hay todavía mucha indefinición», señala Javier Calvo, miembro de la oficina de Programas Internacionales de Intercambio (OPII) de la Universidad Politécnica de Valencia (UPV), quien asegura que de momento no se han registrado anulaciones en bloque en esta universidad.

Para las becas fuera de Europa, precisa, y por precaución, se ha recomendado a los alumnos que intenten pasarlas al segundo semestre (febrero-julio 2021) si sus estudios o circunstancias se lo permiten.

Calvo indica además que algunos países como Noruega y universidades holandesas y francesas han pedido que no se les mande alumnos en el primer semestre.

«Otras no han sido tan radicales pero avisan de que, como en nuestro país, hay muchas posibilidades de que la docencia sea una mezcla de clases presenciales y virtuales», añade.

Programas para docentes

Otro de los grupos afectados por la pandemia ha sido el de los docentes adscritos a programas en el extranjero, tanto de docencia como de formación. Los meses de marzo a junio, explica Javier Calvo, son los de más movilidad al concentrar periodos no lectivos y festivos. Con la declaración del estado de alarma, estas estancias fueron paralizadas.

La UPV ha suspendido la segunda convocatoria de becas de intercambio con países no europeos, pagada con fondos propios de la universidad, y se intentará «salvar» los que ya se habían asignado en la primera convocatoria, que se resolvió en enero.

Carles Padilla concluye que la situación que ha provocado la covid-19 llevará a un replanteamiento de las becas de movilidad en el extranjero, como es el programa Erasmus+, y a la implantación de un nuevo modelo mixto, con una parte de la docencia en el extranjero y el resto por internet desde el país de origen.

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