Diari Més

Los pasteleros auguran un buen Sant Joan por el fin del desconfinamiento y las «ganas de celebración» de la ciudadanía

Se consolida la compra por internet y se ofrecen medidas y precios más reducidos pensando en una verbena de formato más pequeño

El pastisser Lluís Costa, acabant de preparar una coca de Sant Joan a la pastisseria Vallflorida de Sant Esteve de Palautordera.

Los pasteleros auguran un buen Sant Joan por el fin del desconfinamiento y las «ganas de celebración» de la ciudadaníaACN

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Los pasteleros ven con «optimismo e ilusión» el Sant Joan 2020. Confían en que el fin del desconfinamiento y las «ganas de celebración» de los ciudadanos harán que las ventas de cocas sean buenas. «Prevemos un aumento de entre el 1% y el 3%», comenta Lluís Costa, propietario de la pastelería Vallflorida de Sant Esteve de Palautordera. Este año proponen una coca de tamaño y precio más reducidos, para adaptarse a las verbenas de pequeño formato. A pesar de que las variedades de fruta, piñones y crema volverán a ser las protagonistas, también destacan las rellenadas de trufa, nata, tiramisú o compotas. Se estima que cada familia se gastará entre 15 y 35 euros y que se consolidarán los pedidos por Internet y las entregas a domicilio que «ya salvaron la Pascua».

La verbena de Sant Joan de este año no sólo servirá para dar el pistoletazo de salida en verano. Para muchas familias será la primera ocasión de salir juntos una festividad desde el inicio del estado de alarma. «Esperamos que todo el mundo tenga muchas ganas de celebrar la verbena y lo afrontemos con mucha ilusión», asegura Lluís Costa, propietario de la pastelería Vallflorida de Sant Esteve de Palautordera y miembro del Gremio de Pasteleros de Barcelona.

Se muestra convencido que los ciudadanos se reunirán «con precaución» y siguiendo las indicaciones de hacerlo en grupos menos numerosos. Confía en que todo hará que las ventas se incrementen entre un 1% y un 3% respecto del 2019, lo que en cifras supone que en toda Cataluña se repartirán 1,8 millones de cocas. «Queremos que los clientes vengan a las pastelerías y que apuesten por nuestro producto artesano», comenta.

Para adaptarse al momento actual, se ha creado una tamaño de coca «más reducida» y que también es más económica. «Está pensada paraun Sant Joan de pequeño formato, para que se pueda comer entre cuatro o cinco personas», señala el pastelero que dice que en caso de que el grupo sea más numeroso se pueden combinar diferentes variedades.

Como es habitual, la coca más demandada sigue siendo la de fruta confitada, aunque en la pastelería Vallflorida apuestan por utilizar fruta natural. Otros que también tienen muy buena acogida son la de piñones o la de crema. Aparte, en los últimos años se han ido extendiendo otras propuestas más arriesgadas como las rellenadas de nata, trufa, compotas de fruta o tiramisú.

«Este año, además, tenemos dos novedades que son una coca de briox laminado con compota de mango y fruta de la pasión y otra con mermelada de naranja con cerezas naturales estofadas con vainilla», detalla Costa. Explica que estas propuestas son más digestivas y están pensadas para que los consumidores «quieran comer más de un trozo».

Crecen los pedidos por Internet

Costa asegura que igual que ha sucedido en otros sectores, el confinamiento y la covid-19 han animado muchas pastelerías a dar un salto digital. «Hemos aprendido a exprimir al máximo las nuevas tecnologías y las redes sociales para enseñar a los clientes lo que podemos hacer», explica. En este sentido, indica que este Sant Joan ha servido para consolidar los pedidos en línea y la entrega a domicilio. «Gente que nunca había venido a la tienda está comprando por Internet», subraya al pastelero, que recuerda que este sistema «ya salvó la Pascua».

Advierte que hay sensibilidades y necesidades muy diversas, y destaca la importancia de ofrecer a los consumidores un amplio abanico de posibilidades. «Pueden recoger la coca en la tienda, la pueden recibir en casa o pueden venirla a comprar aquí como se ha hecho toda la vida», comenta.

Asimismo recuerda que todas las pastelerías catalanas han adoptado estrictas medidas de seguridad e higiene para que «los consumidores tengan plena confianza y salgan del establecimiento tranquilos y satisfechos».

El Gremio de Pasteleros de Barcelona asegura que los precios de este dulce tradicional se mantendrán, a pesar del incremento del coste del piñón, que llega a los 70 euros el kilo. Destaca que la mayoría de agremiados ha mantenido la cantidad y calidad del piñón, que es nacional, de procedencias como el Montseny, y ha asumido la reducción del margen de beneficio. Así, los pasteleros barceloneses calculan que cada coca valdrá entre los 15 y los 35 euros, en función de la tamaño y el peso.

Buenas sensaciones en Lérida, Gerona y Tarragona

Los pasteleros gerundenses consideran que la suspensión de las verbenas populares también beneficiará las ventas, porque muchos ciudadanos pasarán el Sant Joan en casa, en familia o con amigos. Así confían en que superarán la cifra de 700.000 cocas del año pasado. «La gente tiene ganas de celebrar y suponemos que eso se notará», explica el presidente del Gremio de Pasteleros de Gerona, Àngel Garcia. Señala que aparte de las cocas clásicas, también hacen aptas para diabéticos, con cereza y melocotón natural, u otras más arriesgadas como la que une coca y cava. «Se ponen a macerar uvas peladas en mar de cava y después se cubre la coca», concreta.

En las comarcas de Tarragona y el Ebro las previsiones no están «nada claras», según admite al ACN el presidente del Gremio de Artesanos Pasteleros de la demarcación, Josep Gonzàlez. Sin embargo, el sector afronta la celebración con ganas ante el «goteo» de pedidos. Gonzàlez afirma que el elevado coste de los piñones, sí repercutirá en el precio de las cocas, que en Tarragona se situarán entre los 22 y los 26 euros. Al mismo tiempo hace un llamamiento a comprar las cocas artesanas, en un contexto de dificultad después de los meses más duros de la pandemia.

En esta misma línea, la presidenta del Gremio de Panaderos de las Tierras de Lérida, Pilar Marquès, remarca que la crisis sanitaria ha supuesto una mayor concienciación de la ciudadanía hacia el producto de proximidad y espera que también se note a la hora de comprar cocas a los hornos y pastelerías. Critica la «competencia desleal» de los supermercados porque «están vendiendo una coca como coca de Sant Joan, cuandolos ingredientes no son los de la coca de Sant Joan y es por eso que la venden a entre 10 y 15 euros el kilo».

Marquès prevé que en Lérida se repartan 195.000 cocas dulces y 160.000 de provisión, manteniendo así las cifras de 2019. Los precios también serán similares, situándose entre los 18 y 28 euros el kilo, en el caso de las dulces. La coca que cada vez está adquiriendo más protagonismo es la rellenada de nata, característica de este territorio.

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