Un pueblo pirenáico regala un 'kit' para celebrar Sant Joan en casa a los vecinos
El municipio de Vilaller regala un lote con una falla tradicional, coca y vino a cada familia
Todos los pueblos fallaires han suspendido la tradicional bajada pero todos ellos han pensado algún acto simbólico. Los que ya han celebrado la fiesta como Durro (Alta Ribagorça), la Pobla de Segur(Pallars Jussà) o Sort (Pallars Sobirà) han celebrado una bajada simbólica encendiendo un número muy reducido de fallas y sin abrir la fiesta al resto de la población. El objetivo de todos los pueblos fallaires es que la llama no se apague y que el próximo año esté más viva que nunca.
Yerta ha recordado que con coca y vino es con el que se obsequia los fallaires cuando llegan con la falla encendida al pueblo, después de un duro trayecto desde la montaña, y a todos los vecinos que los reciben.
En algunos pueblos del Pirineo la fiesta de las fallas reúne hasta 4.000 visitantes y es este volumen de gente el que preocupa a los ayuntamientos y asociaciones de fallaires no poder controlar. Pueblos como Isil o Alins, en el Pallars Sobirà, celebraban esta noche la bajada de fallas. Este año piden a la gente que no se desplacen hasta estos pueblos porque no habrá ninguna celebración.
La UNESCO reconoció el 1 de noviembre del 2015 las fiestas del fuego de 63 municipios de Catalunya, Andorra, Occitania y la Franja como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Todas estas fiestas tienen orígenes muy antiguos, precristianos de culto al sol muy relacionadas con el éxito de las cosechas y la llegada del buen tiempo con el solsticio del verano. No obstante, algunas también se relacionan con la fecundidad, echar a los malos espíritus o los rituales solares.