Salud
La contaminación, el tabaco y las características del entorno se asocian a la obesidad infantil
Se analizan por primera vez en un gran estudio multitud de contaminantes y factores ambientales
Por una parte, se recogieron una serie de datos relacionados con el sobrepeso y la obesidad de los niños y niñas: índice de masa corporal (IMC), circunferencia de la cintura, grosor de los pliegues cutáneos y niveles de grasa corporal. También se realizaron análisis de sangre y de orina, tanto de los niños y las niñas, como de sus madres durante el embarazo. Por otra parte, se estimaron un total de 77 exposiciones durante el embarazo y 96 exposiciones infantiles, incluyendo contaminantes del aire, las características del entorno construido, el acceso a espacios verdes, el tabaquismo y contaminantes químicos (contaminantes orgánicos persistentes, metales, ftalats, fenoles y pesticidas).
Los resultados del estudio, con datos anteriores a las medidas tomadas para frenar la pandemia, muestran similitudes con las cifras mundiales: una prevalencia de sobrepeso y obesidad general del 29%, con unos porcentajes más altos en España (43%) y Grecia (37%).
Las conclusiones mostraron que la exposición al tabaco –al humo materno durante el embarazo y al pasivo durante la infància-, ala contaminación atmosférica (partículas PM2.5 y PM10, y dióxido de nitrógeno, NO2, tanto en el interior de las viviendas como en el exterior) y las características del entorno construido se asociaban con un índice de masa corporal más alto en la infancia. El estudio no encontró que las diferencias en el nivel socioeconómico de los participantes influyeran en los resultados.
Las asociaciones con contaminantes químicos fueron menos consistentes, con la exposición a algunos químicos (metales pesados, cobre y cesio) que se vincularon a un IMC más alto, y otros contaminantes orgánicos persistentes como PCB y pesticidas DDE que se relacionaron con un IMC más bajo.
Con respecto al entorno construido, la relación con la obesidad va en la línea de estudios anteriores y podría ser explicada por las pocas oportunidades que tienen los niños y niñas de caminar y desarrollar actividad física en el exterior en entornos urbanos, añade.