Diari Més

El 40 % de las personas que tienen contacto con contagiados no se realiza ningún test

Según un estudio, las mujeres muestran una actitud más cauta tanto en el uso de las mascarillas como en la desinfección de manos  

El estudio analiza la evolución de la pandemia en España.

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El 40% de quienes aseguran haber estado en contacto cercano con alguna persona infectada por covid-19 no se ha hecho ningún test, el 42% ha dado negativo tras someterse a uno, el 5 % ha sido positivo y el 9% espera el resultado.

Son algunas de las conclusiones más recientes de la decimoctava oleada del estudio realizado por el grupo de trabajo Data Science for covid-19 de la Generalitat Valenciana, que dirige la ingeniera alicantina Nuria Oliver, y que analiza la evolución de la pandemia en España, con 2.422 respuestas recogidas en la primera semana de agosto.

En las últimas semanas un total de 568 personas han reconocido haber estado en contacto cercano con contagiados, y de ellos un 11 % cree que no necesita someterse a test alguno, un 22% no se ha hecho las pruebas pero le gustaría hacerlo, un 5 % lo considera necesario igualmente porque cuida a alguien que se encuentra en un grupo de riesgo y un 2% explica que no hay test disponibles.

«Lo que no sabemos ahora mismo es qué porcentaje de estas personas han sido contactadas por un rastreador, ni cuántos se han sometido a test de forma privada», según explica Nuria Oliver en una entrevista con la Agencia Efe.

Además, detalla que entre quienes admiten haber tenido contacto cercano con alguien contagiado, alrededor de un 80% informa de que nadie les ha preguntado por sus contactos, un dato significativo que, sin embargo, debe ser «afinado en las próximas semanas».

«En este apartado vamos a modificar las posibles respuestas, porque la mayoritaria es 'no, nadie me ha preguntado sobre mis contactos cercanos', pero lo que realmente queremos saber es si se les ha contactado, no si se les ha preguntado por sus contactos cercanos, ya que quien responde no es el infectado, sino el contacto», explica Oliver.

Otro de los aspectos destacables de esta encuesta es que en prácticamente todos los apartados las mujeres muestran una actitud más cauta que los hombres, tanto en el uso de las mascarillas (92% contra 84%), como en la desinfección de manos (93% contra 86%).

También son las mujeres las que perciben más riesgo en todas las actividades, salvo en ir a la peluquería, una actividad que ellas perciben menos peligrosa (58% contra 62%) que los hombres.

La especialista en inteligencia artificial y promotora de esta encuesta, Nuria Oliver, subraya también el dato de que «sólo el 21% de los encuestados cree que ir al colegio o al instituto es una actividad de bajo riesgo, un porcentaje que crece hasta el 26% entre quienes tienen hijos, pero que sigue siendo bajo».

Sobre el impacto emocional de la pandemia, una de sus principales consecuencias sigue siendo el uso excesivo de los aparatos electrónicos y tanto la ansiedad y el estrés como la sensación de soledad prevalece de forma más incisiva entre los más jóvenes.

La nueva normalidad ha hecho crecer más de un 20% (del 40% al 63%) el porcentaje de quienes creen necesario que el Gobierno adopte más medidas para el control de la pandemia, mientras que quienes consideran que las medidas están siendo suficientes han caído del 40% al 14%.

En la misma línea, el porcentaje de quienes apoyarían un segundo confinamiento ha bajado del 82% al 61% desde el fin del estado de alarma. «Este porcentaje, sin embargo, podría volver a crecer debido a los últimos rebrotes y el crecimiento de los contagios», augura Oliver.

Sobre el papel de los rastreadores de contagios y el papel de la tecnología en esta labor, Oliver se mantiene escéptica respecto a la utilidad de las nuevas aplicaciones.

Aunque evita referirse expresamente a la aplicación Radar covid promovida por el Ejecutivo español «porque no está en funcionamiento» y porque no ha «encontrado una evaluación técnica rigurosa», insiste en las limitaciones de este tipo de herramientas.

«Su uso generalizado ha sido un gran reto incluso en los países más tecnológicos como Singapur o Corea del Sur. Además, existen brechas demográficas que se perpetúan con este tipo de herramientas, y que dejan a ciertos colectivos como inmigrantes, temporeros y personas mayores 'invisibles' a la aplicación».

«Otro dato a tener en cuenta -insiste Oliver- es que el 25% de los móviles no son compatibles con el protocolo de baja energía de Bluetooth, y que esa tecnología, además de estar sometida a interferencias, no sabe si llevamos mascarilla, si estamos de espaldas a nuestro contacto o si hay una mampara o una pared de por medio, con lo que se pueden generar falsos positivos».

Por otra parte, esta experta advierte sobre la privacidad: «es posible que las aplicaciones no faciliten datos personales a los gobiernos, pero quizá sí a Apple o Google, y eso me preocupa».

«Quizá deberíamos pensar más en dar herramientas digitales y modernas a los rastreadores, para que rápidamente puedan encontrar patrones y compartir información con quien la necesite, hacer los test a los contactos lo más rápido posible y velar por que las cuarentenas se puedan hacer en condiciones», concluye.

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