La eficacia real de las mascarillas
Las mascarillas N95 y las mascarillas quirúrgicas son las que funcionan mejor
Los aerosoles son aquellas partículas minúsculas de saliva o fluido respiratorio que expulsamos al hablar y al respirar. Son mucho más pequeñas que las que expulsamos cuando estornudamos o tosemos y, por este motivo, permanecen más tiempo en el aire. La función de las mascarillas es protegernos de estas partículas para evitar la transmisión de la covid-19 sin embargo, ¿funcionan realmente?
José Luis Jiménez, profesor de la Universidad de Colorado (EE.UU.) explica que las mascarillas dependiendo de los materiales con las que han sido fabricadas y los mecanismos de filtraje que presentan, hacen que varíe su eficacia. Estos mecanismos hacen que las partículas, por muy pequeñas que sean, queden atrapadas en la fibra de la mascarilla.
En vez de pensar en una mascarilla como un colador, hay que pensar que son como una tela de araña. Los aerosoles que desprendemos quedan atrapados.
Las mascarillas N95 y las mascarillas quirúrgicas son las que funcionan mejor. Utilizan muchas capas entrelazadas y las convierten en mecanismos capaces de filtrar más y mejor las partículas que desprendemos al hablar. Este mecanismo se llama electrostática, y a fin de que funcionen bien, se tienen que cambiar cada cierto tiempo, ya que la humedad que provoca el hecho de llevarlas cerca de la boca, hace que vayan perdiendo esta carga electrostática.
Por este motivo las mascarillas N95 o FFP2 son las más eficaces, filtran un 95% de los aerosoles de cualquier tamaño y son las más recomendadas para personas de riesgo y personal sanitario.
Las mascarillas quirúrgicas filtran un 80% de partículas, siempre que tengan en la etiqueta, el sello CE que indica que cumplen con la legislación europea vigente.