Antes del confinamiento la mitad de los jóvenes declaraba tener trabajo, pero sólo un 32% de estos lo han mantenido en las mismas condiciones, mientras que un 16% se vio afectado por un ERTE y un 18% fue despedido. El Centro Reina Sofía ha presentado el estudio 'De puertas a dentro y de pantallas a fuera. Jóvenes en confinamiento', donde se analizan las transformaciones sociales que han sufrido los jóvenes a consecuencia del estado de alarma y el consiguiente confinamiento. Anna Sanmartín, subdirectora del Centro Reina Sofía, ha explicado que a pesar de la hiperconectividad que ha habido estos meses, también se ha detectado un sentimiento de soledad en la gente joven porque «lo online no puede sustituir a la presencialidad».
De la mitad de los jóvenes que tenían trabajo antes del confinamiento, sólo un tercio no se ha visto afectado por la covid19, mientras que otro tercio ha perdido el trabajo o se ha visto afectado por un ERTE. Además, los jóvenes que estaban en el paro han sentido que la pandemia les ha hecho perder oportunidades laborales a corto y medio plazo. 8 de cada 10 jóvenes teletrabajando han conseguido cumplir sus objetivos, aunque la mitad de los encuestados han declarado experimentar dificultades con el teletrabajo derivadas de la falta de espacios y recursos.
Con respecto a los jóvenes que han pasado los meses de marzo a mayo estudiando desde sus domicilios, un 71% de estos ha sufrido dificultades, aunque 9 de cada 10 han continuado sus estudios. Sanmartín ha querido recalcar que la clase social a la cual pertenece cada joven ha influido mucho en su posibilidad de adaptación a la nueva situación. «Aquellos encuadrados en una clase alta o media alta son los que destacan en la percepción de mayores habilidades», ha indicado.
El teléfono móvil (84%) y el ordenador portátil (61%) se coronan como los dispositivos más utilizados para comunicarse entre los jóvenes. Y dentro de estas, las plataformas estrella han sido las redes sociales y las videollamadas.