Las medidas aisladas contra la covid son menos eficaces que las combinadas
La suspensión de los acontecimientos públicos junto con otras restricciones permiten de reducir la tasa de reproducción del virus
La pandemia de coronavirus ha obligado a los gobiernos a adoptar diferentes enfoques para frenar su propagación, desde los más restrictivos a los menos dañinos para la economía, pero un estudio advierte que las medidas aisladas no son tan eficaces como una combinación de éstas.
Esto es clave porque, mientras no haya una vacuna, una de la principales armas para combatir el SARS-CoV-2 es el distanciamiento social, según una investigación de la Universidad de Edimburgo (Escocia) que publica este viernes la revista The Lancet.
Su modelo de análisis de medidas adoptadas en 131 países entre el 1 de enero y el 20 de julio de 2020 estimó, por ejemplo, que la suspensión de eventos públicos y reuniones de más de diez personas se tradujo al cabo de 28 días en una reducción del 29% del número R, la tasa de reproducción de la covid-19.
Por contra, al introducir «el paquete de medidas más completo», similar a un confinamiento, el número Rse redujo en un 52% durante el mismo periodo.
Entre esos extremos, los autores diseñaron varios escenarios para analizar el impacto de otras medidas aisladas -como la suspensión de clases, el cierre de lugares de trabajo o la limitación de desplazamientos internos-, y el de cuatro combinaciones de restricciones que podrían calificarse de «cerrojazos».
«Observamos que la combinación de diferentes medidas produjo los mejores resultados en la reducción de la transmisión de la covid-19. Ahora que estamos experimentado un repunte del virus, las autoridades deben considerar la combinación de medidas para reducir el número R», explicó en un comunicado el principal autor del estudio, Harish Nair.
Sus conclusiones, destacó, pueden ayudar a los Gobiernos a decidir «qué medidas se pueden introducir o eliminar» y «cuándo podrán ver sus efectos», si bien recordó que el éxito depende también del «contexto local», es decir, del número Rque haya en ese momento, de la capacidad de su sistema sanitario o del impacto socioeconómico.
Entre las medidas aisladas más efectivas, el estudio constató que la prohibición de eventos públicos redujo un 24% la tasa de transmisión después de 28 días, lo que puede atribuirse a que previene la actuación de «supercontagiadores» y, a menudo, es la primera decisión que toman las autoridades.
Cuando se levantan las restricciones, la vuelta de reuniones de más de diez personas y la reapertura de las escuelas se asociaron con el mayor aumento del número R, hasta el 25% y el 24%, respectivamente, seguidas por la reanudación de eventos públicos (21%), el fin de la limitación de desplazamientos internos (13%) y la retirada de la recomendación de quedarse en casa (11%).
No está claro que la subida en las escuelas, precisó Nair, se pueda atribuir a «grupos de edad específicos», en los que pueden darse «diferencias sustanciales respecto al cumplimiento de medidas de distanciamiento social dentro y fuera de las aulas», así como en el aforo de las clases, los hábitos higiénicos o política de mascarillas que adopta cada país.
«Otros estudios han demostrado que ciertas medidas, como el cierre de escuelas, la distancia social y el confinamiento (una combinación de todas las medidas) pueden situar el R cerca o por debajo del 1 -que indica que la epidemia retrocede-, pero este es el primer trabajo que analiza los efectos que tiene la relajación de medidas sobre este número», señalan los autores.
En este sentido, la lista de medidas individuales más efectivas la encabeza la eliminación de eventos públicos, con una reducción delRdel 24% a los 28 días, seguida de cierres de escuelas (15%), cierres de lugares de trabajo (13%), limitación de desplazamientos internos (7%), y llamamientos a quedarse en casa (3%).
Para los expertos, solo la prohibición de eventos públicos, introducida de manera aislada, tiene un «impacto estadístico significativo», mientras que la combinación de medidas más suave (suspensión de eventos públicos y reuniones de más de diez personas) ya reduce el Ren un 29%.
El segundo paquete de medidas (cierre de lugares de trabajo, prohibición de eventos públicos y de reuniones de más de diez personas) provocó una caída del 38%, y el tercero, que añade a ésas la limitación de desplazamientos internos, subió al 42%.
La combinación más dura, que incluye todas las medidas individuales citadas, redujo el número Run 52%.
Las mejoras, apostillan, no son inmediatas, pues, de media, deben pasar hasta ocho días desde la introducción de las medidas para detectar una reducción de la tasa del 60% del total.
Tampoco son inmediatos los aumentos de la R, que, de media, tardan 17 días en alcanzar el 60% de la cifra final.
Esto puede deberse a que, a diferencia de la vuelta a las aulas -en la que el cambio de vida es instantáneo-, la apertura de la movilidad requiere modificaciones en el comportamiento de la población, sobre todo después de un largo periodo de confinamiento.