Los estudios revelan una menor gravedad en los pacientes de covid que utilizaron mascarilla
La mascarilla contribuye a reducir el riesgo de que «contagiamos o seamos contagiados»
Varios estudios han revelado una menor gravedad del SARS-CoV-2 en pacientes infectados que usaron mascarilla y han determinado que esta «podría inmunizar frente a formas graves de covid-19», en ausencia de una vacuna real y eficaz contra esta enfermedad.
Así lo ha detallado a Efe el especialista en Enfermedades Infecciosas y director del Centro Médico de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR), Vicente Soriano, quien ha liderado una investigación en la que se ha recopilado información de tres brotes ocurridos en Madrid durante la primera ola de la pandemia.
Este estudio español ha permitido «comparar la tasa de transmisión y de hospitalización en varios brotes de covid-19» y constatar esa menor gravedad en quienes utilizaron mascarilla, ha detallado.
Por ejemplo, se estudió un brote en una casa de religiosas a las afueras de Madrid, donde se infectaron 21 de 25 convivientes.
Ninguna de las religiosas que resultaron infectadas requirió hospitalización pese a que cerca de la mitad tenían más de 65 años, y ello fue gracias a que cuidaban su higiene, las medidas de distanciamiento social y el uso de mascarillas.
También se estudió un segundo brote en un grupo de 10 personas reunidas durante 3 horas en una estancia cerrada, sin mascarillas ni distanciamiento, y se constató que se infectaron todas y cuatro de ellas de forma grave, tanto que fueron hospitalizadas y una estuvo seis semanas en cuidados intensivos.
Este médico, que durante 25 años trabajó en el Hospital Carlos III de Madrid, donde lideró grupos de investigación en enfermedades infecciosas, ha incidido en el efecto inmunizador que puede tener, parcialmente, la mascarilla mientras no haya una vacuna real contra la covid-19 porque «protegería de los casos graves».
«Lo que parece ocurrir es que la exposición a dosis bajas de coronavirus podría permitir que hubiera infección, pero que los síntomas fueran menos graves», ha subrayado.
Ello se traduce en que la mascarilla contribuye a reducir el riesgo de que «contagiemos o seamos contagiados» y, en ese último caso, «si nos infectamos será con formas menos graves de la enfermedad, ya que el inóculo (concentración de virus a la que nos exponemos) es más bajo».
En su opinión, «es improbable que podamos beneficiarnos de vacunas protectoras (de covid-19) antes del próximo verano», por lo que hay que «aprender de lo vivido durante la primera ola, aplicar medidas inteligentes para evitar un segundo confinamiento domiciliario», y «hacer frente a la pandemia preservando la actividad laboral en lo posible».
Ha defendido la necesidad de «conjugar salud y economía» y que, como sociedad, «podamos desarrollar las actividades laborales con un riesgo bajo de contagio», dado que, de otro modo, a la crisis sanitaria se sumará una económica «sin precedentes».
También ha considerado «eficaces» las medidas que se están tomando, «restringiendo el ocio nocturno con toques de queda, las limitaciones de movilidad y las reuniones de grupos a menos de seis personas».
Ha destacado el alcance de esta investigación española, recientemente publicada en la revista internacional International Journal of Infectious Diseases.