Tener dolor de cabeza puede ser un buen síntoma en caso de sufrir covid, según un estudio
La enfermedad causada por el coronavirus dura hasta una semana menos en los pacientes con cefalea
El estudio analizó los síntomas y la evolución de 130 pacientes con covid-19 que llegaron a Urgencias del hospital durante tres semanas entre marzo y en abril. Todos ellos fueron atendidos por un neurólogo a causa de la necesidad de reorganización de los profesionales ante el elevado número de pacientes que llegaron al hospital durante la primera oleada.
«El hecho de que parte de los pacientes fueran visitados por médicos con diferentes especialidades permitió llevar a cabo estudios desde diferentes puntos de vista, que aportan información relacionada con síntomas que no sólo son respiratorios», explica la doctora Patricia Pozo Rosich, jefe del grupo de Cefalea y Dolor Neurológico del VHIR y especialista del Servicio de Neurología.
De estos pacientes, 97, un 75%, presentaban dolor de cabeza, aunque sólo un 20% tenían historia clínica de migrañas episódicas previas a la enfermedad. En la mayoría, la cefalea era leve o moderada, pero en una cuarta parte de los pacientes, sobre todo mujeres y personas jóvenes, era más parecida a una migraña. En un 21% de los pacientes, el dolor de cabeza persistente era un síntoma prodrómico de la covid-19, es decir, aparecía antes que los otros signos de la enfermedad.
Sobre la evolución de la enfermedad, la duración clínica de la enfermedad en los pacientes que presentaban cefalea cuando llegaban a Urgencias tenía una duración clínica de la covid-19 aproximadamente una semana más corta: unos 24 días en total en los casos con dolor de cabeza, mientras que, en los casos sin cefalea, la duración media de la enfermedad era de unos 31 días. «Parece claro que la presencia de cefalea es un factor de buen pronóstico de la covid-19 y podría servir para predecir la evolución», destaca a la doctora Pozo Rosich.
Los investigadores encontraron también una asociación entre la cefalea y la anosmia y la ageusia, ya que la pérdida de estos sentidos era mucho más común en personas con dolor de cabeza.
El estudio presenta algunas limitaciones, ya que analiza una serie hospitalaria que no incluye casos muy graves de la enfermedad -y que, por lo tanto, no se podían entrevistar- ni muy leves -y que no iban al hospital.
Aun así, la doctora Pozo Rosich señala que «es importante cambiar el concepto de que la cefalea sea un síntoma poco relevante en pacientes con covid-19». «Es necesario estudiar en profundidad su asociación con el fin de entender la evolución de la enfermedad y mejorar el tratamiento», añade.
La cefalea persiste en un 40% de los pacientes
Seis semanas después de la llegada a Urgencias, se siguió la evolución de 100 de los pacientes que habían participado en la primera fase del estudio. Entre estos se encontraban 74 personas que presentaban cefalea cuando llegaron al hospital. En el momento del seguimiento, 28 de estos, un 38%, todavía tenían cefalea con poca respuesta al tratamiento y a menudo siendoel único síntoma que quedaba de la covid-19.
Estos resultados demuestran que el dolor de cabeza puede persistir después de superar la covid-19, incluso en personas sin historia previa de migrañas ni cefaleas recurrentes.
Neuroinflamación local, posible sistema de defensa contra el virus
Con el objetivo de entender la asociación entre la covid-19 y la cefalea, los investigadores del estudio proponen algunas hipótesis sobre cómo la infección por SARS-CoV-2 podría producir el dolor de cabeza.
Una de las hipótesis explica que el virus podría imitar la aparición de la migraña, en la cual se genera una fuerte inflamación del sistema trigeminovascular, que provoca el dolor. «La inflamación local próxima a las fosas nasales serviría como sistema inicial de defensa contra el virus, que en las personas con cefalea sería más fuerte», expone la doctora Pozo Rosich, que también es responsable del Migraine Adaptive Brain Center, el primer centro especializado al estado español para tratar e investigar la migraña, creado por Vall d'Hebron. «Si los pacientes tienen una mayor respuesta local, se evitará que el virus produzca una inflamación sistémica grave con liberación de una tormenta de citocinas», añade.
En este sentido, se estudiaron los niveles de IL-6, una molécula que, si aparece de forma sistémica, está muy implicada en la tormenta de citocinas que en muchas ocasiones provoca la muerte de los pacientes con covid-19. En el caso de los pacientes con cefalea, se observó que los niveles de IL-6 eran más bajos y que, además, se mantenían estables a lo largo de la enfermedad. «Este hecho apunta a que, en los pacientes con cefalea, el IL-6 se libera en la neuroinflamación local y hace que estas personas no desarrollen tanta inflamación sistémica y, por lo tanto, tengan una mejor evolución de la enfermedad», añade la Dra. Pozo Rosich.
Esta hipótesis va en consonancia con la relación con la anosmia, ya que el virus actuaría no sólo en el epitelio olfativo produciendo la pérdida de olfato, sino también en las ramas del nervio trigémino, muy próximo a las fosas nasales por donde entra el virus. En este sentido, sería necesario estudiar si la sensibilización del sistema trigeminovascular persiste cuando la infección por SARS-CoV-2 desaparece.