Operativo policial para detener casi a 100 grafiteros que habrían provocado daños por valor de 22 MEUR

Un operativo conjunto de Mossos d'Esquadra y Policía Nacional ha detenido a 99 grafiteros por haber hecho pintadas y actos vandálicos en vagones de Renfe y metro de Barcelona durante los años 2017, 2018 y 2019. Según estimaciones de las compañías, los daños tienen un valor de 22 millones de euros (MEUR). La operación se ha dividido en dos fases, una primera en todo el Estado –con 39 detenidos por la Policía Nacional y 9 por los Mossos- y la segunda sólo en Catalunya, en la que se han detenido 48 grafiteros con residencia en diferentes municipios del área metropolitana de Barcelona y las demarcaciones de Tarragona y Girona. Durante los años 2017, 2018 y 2019 Renfe y TMB han hecho 6.741 denuncias por grafitis, y sólo este 2020 se han denunciado 1.255 hechos.

A lo largo de la investigación, la Policía Nacional aclaró 602 hechos de los delitos denunciados por RENFE y 438 hechos registrados por el Metro de Barcelona. En total, y en colaboración con los Mossos d'Esquadra se identificaron hasta 90 presuntos autores de los hechos. En el caso de la primera fase, la Policía Nacional hizo detenciones en localidades de Madrid, Castilla y León, Castella La-Manxa, Oviedo, País Vasco, Aragón, Valencia y Andalucía. Se acusa a los detenidos de delitos de daños y desórdenes públicos con afectación de servicios esenciales de transporte, allanamiento de morada jurídico, lesiones, amenazas y coacciones.

Según los Mossos, los detenidos habrían accedido a las diferentes instalaciones del transporte público para hacer actos vandálicos o hacer grafitis en los convoyes en cocheras. La policía asegura que para entrar a menudo realizaban daños, forzaban cerraduras y accesos, hacían agujeros en las paredes e inutilizaban sistemas de videovigilancia.

Además, el cuerpo policial apunta que muchos de ellos eran multirreincidentes y señala que a menudo paraban trenes que estaban en servicio mediante las palancas de frenos de emergencias, provocando «una situación de alarma e inseguridad» entre usuarios, vigilantes y trabajadores.

Entre las detenciones hechas en Barcelona destaca la de una taquillera que vende billetes, de una empresa subcontratada por RENFE, y la de un grafitero que habría viajado exclusivamente desde Milán a Barcelona para pintar y que fue detenido a pie de pista después de su aterrizaje en el aeropuerto.

Daños económicos

Este 2020 en el metro de Barcelona ya se han hecho 647 pintadas murales de trenes. De estas, 92 se han hecho sobre trenes en marcha y 72 de estas con pasajeros dentro. El metro de la ciudad registra una media de cuatro intentos de intrusión al día. Así, el año 2019, 626 tuvieron éxito, y 1.444 coches fueron pintados con 41.734 metros cuadrados de pintadas murales.

Se destinaron 1,5 MEUR a la limpieza de grafitis en trenes, coste que llega a los 4 MEUR si se suma la vigilancia específica, la reparación y sustitución de cámaras de seguridad, puertas, trampillas, paredes y pozos; el repintado de los trenes, el deterioro ambiental por la eliminación de la pintura en las cocheras, las actuaciones judiciales y la pérdida de ingresos por la afectación al servicio.

Según Renfe, actualmente un 78,8% de los trenes circula con grafitis. Durante un año esta operadora denuncia más de 700 intrusiones y 85.000 m2 limpiados a 2.700 metros. En un año destina unos 10 MEUR a limpiar los trenes y mantener las infraestructuras seguras.

Actividad en grupo

La policía apunta que los grafiteros acostumbran a actuar en grupo, desde dos personas hasta 20 si quieren pintar todo el tren. Habitualmente son grupos de 4 o 5 personas sin roles definidos. Se activan de noche y quedan en el exterior en grupo. Según los Mossos, acceden a las instalaciones, vandalizan los accesos, rompen las cámaras de seguridad y otros sistemas de vigilancia y se marchan o se quedan escondidos en el interior para posteriormente iniciar los actos vandálicos.

Operativo conjunto

Según los Mossos, hace unos meses agentes de la Brigada Mòbil-Policia en el Transporte de la Policía Nacional, que ya tenían una investigación abierta a todo el Estado en este ámbito, contactaron con la policía catalana porque habían detectado que investigaban las mismas personas. A raíz de eso se inició una operación conjunta en Catalunya mientras el cuerpo español ya hacía la primera parte en el resto de territorio del Estado.