Salud
Un estudio demuestra que las desigualdades impactan en la salud infantil en al menos una veintena de enfermedades
La tuberculosis, la obesidad y la hipertensión esencial son las patologías con más diferencia de afectación
La tuberculosis, la obesidad y la hipertensión
Por ejemplo, aunque la tuberculosis es minoritaria en Cataluña -651 niños en el periodo estudiado- la incidencia varía según la vulnerabilidad. Del total de casos, 550 eran niños y niñas de familias con un nivel socioeconómico bajo (población que recibe una renta mínima de inserción o una renta garantía de ciudadanía, por ejemplo) o muy bajo (renta inferior a 18.000 euros anuales) mientras que 101 eran de nivel medio. Entre los de nivel alto (más de 100.000 euros anuales) no hay casos registrados. Eso se traduce en grados de prevalencia muy diferentes según el nivel.
La obesidad infantil, uno de los problemas de salud pública más importantes con un 7% de incidencia en Cataluña, también muestra este gradiente social. Según los datos, 58.437 niños y niñas sufrían obesidad pero la incidencia varía mucho en función del nivel. Entre los de nivel alto la incidencia, por ejemplo, es del 1'53% (135 casos), muy lejos de la incidencia más alta, del 9,42% (más de 3.000 casos) entre la población de nivel muy bajo. Entre los niños de nivel bajo es del 7,96% y entre los de nivel medio 5,23%.
En otra escala, las desigualdades también se reproducen en un grado alto en la hipertensión esencial.
Además, también destacan otros salud mental. Por ejemplo, el trastorno de ansiedad y adaptación tiene una prevalencia del 5,6% entre los más pobres y se reduce hasta el 0,88% entre los más ricos.
Uno otra patología en la cual se observa el gradiente es la bronquitis aguda. En este caso la incidencia entre la población más vulnerable es el doble (20,5%) que entre los niños de niveles socioeconómicos altos (9,7%).
En total, el estudio se ha fijado en 29 patologías y engloba casi a 1,5 millones de niños. De estas, en 25 ha encontrado resultados concluyentes para determinar que hay un impacto de las desigualdades. Por el contrario, no se ha observado este impacto de forma concluyente en la fibrosis quística, la leucemia y la neoplasia maligna de cerebro y sistema nervioso.
Hay una patología que muestra un «contragradiente» significativo, que es la alergia alimenticia. En este caso, se observa más prevalencia de la enfermedad entre los niños con mejores indicadores socioeconómicos.
Sobre este hecho, el estudio se limita a decir que puede tener más que ver con un sesgo de selección que con una distribución real de la población y apunta a hipótesis diversas que expliquen la causa. Una es que las familias más acomodadas tienen más posibilidades de acceder a unos cuidados de especialista, hecho que explicaría más casos diagnosticados. Por otra parte, también lo atribuye a falsos positivos o unas lecturas inadecuadas de los resultados.
Determinantes
La publicación observación que aunque pertenecer a un nivel socioeconómico u otro no es un causante «directo» de mala salud, sí que influye directamente en determinantes que tienen una influencia directa en la causa de sufrir una enfermedad.
Como ejemplos de estos determinantes cita la vivienda, la educación, la estimulación cognitiva y emocional, la privación material o la alimentación. Todo estos factores modulan el día a día de los niños y tienen un impacto «persistente».
El informe, impulsado por el Observatorio de Desigualdades en Salud de la Agencia de Calidad y Evaluación Sanitarias (AQuAS), corrobora, en definitiva, la hipótesis que el nivel socioeconómico de un niño determina las probabilidades de sufrir una enfermedad, lo cual comporta una desigualdad desde la infancia.