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La pandemia provoca que los bancos endurezcan las condiciones para evitar pagar comisiones

Las entidades dicen que quieren fidelizar al cliente y los consumidores lo ven una trampa para colocar otros productos

Imagen de archivo de una persona utilizando un cajero automático.

La pandemia provoca que los bancos endurezcan las condiciones para evitar pagar comisiones

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Con la crisis de la covid-19, la rentabilidad de los bancos españoles ha caído en picado. En un contexto de tipo de interés en negativo y de grandes provisiones para hacer frente a la pandemia, las entidades se han visto obligadas a buscar nuevas fórmulas para generar ingresos. Durante el último ejercicio, buena parte de ellas han optado por endurecer las condiciones de sus productos y conseguir que los clientes paguen más comisiones. CaixaBank y el Banco Sabadell son dos ejemplos, pero no han sido los únicos, y los expertos apuntan que la tendencia se mantendrá este 2021. Las entidades defienden que estos cambios buscan «una mayor fidelización» del cliente, mientras que las asociaciones de usuarios lo ven una trampa para que los bancos coloquen otros productos.

Lo que parece claro es que las comisiones «han llegado para quedarse». Así lo afirma el profesor de finanzas de Esade, Santiago Simón, quien ve en las comisiones un «mecanismo de defensa» para cubrir el incremento de costes al sector bancario. En la misma dirección apunta el «Barómetro Empresarial Fintech», presentado esta semana por el Instituto de Estudios Financieros, una encuesta donde más del 80% de los bancos que participaron reconocieron que endurecerían sus criterios de riesgo de cara a 2021.

El Banco Sabadell fue de las primeras entidades a introducir nuevas comisiones. A finales de 2019, en su Compte Expansión –libre de comisiones si los clientes tenían una nómina o ingresos vinculados a la cuenta de al menos 700 euros- se le empezó a aplicar una comisión de mantenimiento de 15 euros trimestrales. Para evitar este recargo, el Sabadell pedía a los clientes que cumplieran una de las siguientes condiciones: tener contratada un seguro con la entidad, tener un préstamo con el banco y tener al menos 10.000 euros invertidos en fondos de inversión gestionados por el Banco Sabadell.

La fórmula de CaixaBank es parecida. A partir del pasado octubre, la entidad introdujo una comisión de mantenimiento de 60 euros trimestrales a sus cuentas corrientes. Por otra parte, los clientes con una cuenta que disponga de unos ingresos mensuales de más de 600 euros, una pensión de más de 300 euros o mantengan más de 20.000 euros en fondo de inversión, seguros de ahorro o planes de pensión individual, tendrán que pagar 15 euros trimestrales. Para evitar el cobro de este importe, los clientes tienen que realizar al menos tres compras al trimestre con la tarjeta o bien tener domiciliados al menos tres recibos en la cuenta.

Situaciones similares se han producido en el Santander, donde la cuenta estándar de particulares ha pasado a tener una comisión de mantenimiento de 29 euros trimestrales; enel BBVA, donde los clientes con nómina domiciliada tienen que pagar 100 euros anuales si no registran unos mínimos de actividad; o en Bankia, dónde tener domiciliada la nómina no evita el pago de una comisión de seis euros mensuales.

Durante la presentación de resultados de CaixaBank, el consejero delegado de la entidad, Gonzalo Gortázar, defendió que estas actuaciones tienen como objetivo «fidelizar» al cliente y «animar que se vincule a la entidad». «Hasta ahora teníamos ocho millones de clientes en vez de que no pagaban comisiones; queremos que los que trabajan con nosotros puedan disfrutar de cuentas con condiciones muy atractivas porque tienen la mayoría de su actividad con nosotros», defendió.

La visión de las asociaciones de consumidores, en cambio, es diferente. Según la presidenta de la Asociación de Usuarios Financieros (Asufin), Patricia Suárez, la introducción de comisiones es «un cebo» para que los clientes acaben contratando nuevos productos que, al final, son más caros que las mismas comisiones. De hecho, Suárez recomienda a los consumidores que observen detenidamente los costes de cada operación antes de tomar una decisión. «Normalmente, acabar pagando comisiones es menos caro» apunta. La otra opción pasa por cambiar de entidad bancaria.

El gobierno español, al lado del consumidor

Cambiar las condiciones de un contrato de forma unilateral –en este caso las comisiones- es legal. La única obligación de los bancos es la de informar de los cambios a sus clientes de forma individualizada y personalizada con un mínimo de dos meses de antelación, tal como marca el Banco de España. Durante este periodo, los afectados tienen que decidir si cambian de entidad o aceptan las nuevas condiciones. En la mayoría de los casos, las asociaciones de consumidores recomiendan la segunda opción, ya que un cambio de entidad puede resultar farragós, mientras que contratar nuevos productos dentro del mismo banco acostumbra a ser más caro.

En un contexto de concentración bancaria –y por lo tanto, menos competencia- la banca tiene la paella por el mango. «Si no tienes por escrito que tu banco no te cobrará nunca comisiones, no hay nada que hacer», lamenta Suárez. El gobierno español, sin embargo, parece que quiere cambiar esta norma. En un comunicado emitido la semana pasada, el Ministerio de Consumo reconoció el derecho de los consumidores a mantener las condiciones de las cuentas bancarias contratadas sin comisiones, oponiéndose así a las directrices fijadas por el Banco de España. «Las autoridades de Consumo entienden que, para que se produzca una modificación unilateral de las condiciones, el contrato tiene que recoger esta posibilidad», defiende. Por otra parte, el ministerio señala que las entidades tienen que justificar «una razón válida» para poder llevar a cabo modificaciones en el contrato. «Si existe una modificación contraria a la oferta comercial sin costes o con comisión cero, el cliente puede exigir el cumplimiento del contenido íntegro de la oferta y la entidad no le puede exigir nuevas condiciones», concluye el comunicado.

El debate, pues, está servido. El profesor de Esade, Santiago Simón, ve las comisiones como un método más justo que permite repercutir los costes sólo a aquellos usuarios que utilizan determinados servicios. También es cierto, sin embargo, que la banca ha creado una gran red a lo largo de los años y que ahora tiene que mantener, tal como matiza este experto. Tengan aceptación o no, está claro que las comisiones ya no son una cosa del pasado.

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