Los expertos constatan dificultades emocionales de muchos niños por la pandemia como el miedo en contagiar a la familia
Psicólogos y pediatras observan cambios y regresiones pero remarcan que eso demuestra que están conectados a la realidad
«No nos tiene que alertar mucho. Lo que dicen estos estudios es que las criaturas viven y perciben la misma realidad que nosotros. Es normal que también reaccionen», observa al coordinador del Comité de Infancia y Adolescencia del Colegio Oficial de Psicología de Cataluña (COPC). «Los niños son mucho permeable a las situaciones familiares. Si la familia está angustiada, es difícil que no se traslade a las criaturas», recalca.
El pediatra de atención primaria Pepe Serrano señala que reciben con más frecuencia consultas por alteraciones del comportamiento de los niños pero, en la misma línea, puntualiza que no se trata de una situación «desgarradora».
«Los niños más pequeños, sobre todo en edad preescolar, tienen una capacidad de adaptación tremenda. Llevan con orgullo la mascarilla con el dibujo de sus héroes o van buscando el gel hidroalcohólico allí donde van. Por una parte, lo tienen muy asumido y, de la otra, no tenemos que olvidar que una parte importante de su vida la han desarrollado en este contexto», dice Serrano a la ACN.
Miedos, dificultades en las rutinas o regresiones
Estas reacciones emocionales a la pandemia se traducen en más apatía; niños que lloran más a menudo; que no disfrutan tanto del juego; tienen más dificultades para las rutinas, como trastornos del sueño, o conductas más regresivas. «Los más pequeños expresan las reacciones de una manera más corporalitzada», destaca Ballescà.
«Una de las situaciones que más estamos viendo son dificultados para salir a la calle o ir a la escuela, pero no sólo para contagiarse ellos, sino que ha pequeños que son perfectamente conscientes de que pueden ser agentes transmisores del virus en casa y eso es lo que realmente les asusta», expone Ballescà, que es psicólogo del Hospital Sagrado Corazón de Martorell, en el Centro de Salud Mental Infantil y Juvenil (CSMIJ).
Por su parte, el pediatra indica que a las consultas están viendo un ligero aumento de casos de ansiedad; de rebeldía; de abusos de nuevas tecnologías y de algunas regresiones en el desarrollo, que a menudo son la forma que tienen los niños de adaptarse a los procesos complicados. Por ejemplo, niños que ya se contenían el pipí y que, de repente, se les escapa.
Motivo de consulta
«Los niños tienen una capacidad de adaptarse a las circunstancias muy grande, pero la adaptación no es gratuita y a veces genera problemas. Si la criatura tiene bastantes recursos personales o familiares para resolverlo, fantástico, pero hay momentos en que a veces puede no ser así y entonces se puede necesitar ayuda», dice Ballescà.
Cuando se producen varias dificultades emocionales, con intensidad y en varios ámbitos, por ejemplo, en casa, en la escuela y en casa los abuelos, eso puede motivar una consulta, indica este psicólogo infantil. Estas dificultades pueden verse reflejadas en «un malestar generalizado en las interacciones; cuando un niño llora excesivamente; no duerme bien; no se relaciona correctamente; baja el rendimiento escolar o cuando los miedos no se arreglan de forma adecuada con los recursos propios o familiares; conductas regresivas o enganche en los videojuegos».
El doctor Serrano explica que intentan ayudar a las familias que los consultan por estos cambios: «Aunque seguramente no son trastornos profundos o que se cronificarán, mientras duran, las familias están preocupadas. Si nosotros podemos ofrecer algunas herramientas de ayuda por solucionar o apaciguar la situación, bienvenido sea».
Serrano, miembro de la junta directiva de la Sociedad Catalana de Pediatría (SCP), recomienda a las familias potenciar la comunicación positiva, pero sin esconder la realidad o engañar a los niños, y también trabajar las rutinas, como las del sueño, en la comida, el juego, el estudio o hacer ejercicio.
Aumento de problemas psicopatológicos
Aparte de aquetes reacciones emocionales generalizadas de los más pequeños a la pandemia, los expertos están notando también un aumento de los trastornos en los niños, es decir, casos con sintomatología clínicamente significativa.
«En edad escolar, empezamos a ver algunos problemas con más frecuencia, sobre todo en niños que ya tenían algún tipo de patología o especial vulnerabilidad en la esfera psicosocial o del desarrollo o en la socioeconómica», advierte el pediatra.
El psicólogo coincide en que estos niños podían tener antes de la pandemia cierta vulnerabilidad a desarrollar un problema de salud mental y que «las sacudidas de los últimos meses les han acabado de minar su capacidad de respuesta o la de sus familias».
«Se está percibiendo mucho a nivel público, con un aumento importante de la demanda», explica Ballescà, que señala que otro motivo detrás de este incremento es que sobre todo durante los primeros meses de la pandemia el acceso a los pediatras y médicos de familia quedó muy restringido.