Desmontando las 'fake news': la vacuna contra la covid-19 no ha provocado la muerte de 8.000 personas
Se trata de una publicación que acumula decenas de miles de visualizaciones
Las casi 8.000 muertes comunicadas al sistema EudraVigilance como presunta consecuencia del uso de las vacunas contra la covid-19 de Pfizer, Moderna, AstraZeneca y Janssen no se deben a estos medicamentos, como explican los expertos y en contra de lo que afirman mensajes virales.
Una publicación que acumula decenas de miles de visualizaciones señala: 'Reportan 7.766 muertes y más de 330.000 reacciones adversas a las vacunas contra el covid'.
El origen de este mensaje se encuentra en un artículo de un diario digital en el que se afirma que los datos «provienen de las autoridades reguladoras de medicamentos nacionales y las empresas farmacéuticas» publicados por el sistema de control EudraVigilance, dependiente de la Agencia Europea de Medicamentos (EMA).
Asimismo se explica que son de casos detectados en el Espacio Económico Europeo, integrado por los 27 países miembros de la Unión Europea, así como Islandia, Liechtenstein y Noruega.
El artículo añade que ese registro de fallecimientos y efectos secundarios se habría producido hasta el 17 de abril, con 330.218 reacciones adversas, de las cuales 7.766 fueron mortales.
Hechos
La propia EudraVigilance precisa en sus instrucciones para interpretar sus informes que la comunicación de un efecto secundario de un fármaco no presupone que la causa sea dicho producto y que esa consecuencia puede deberse a la enfermedad que ha motivado la administración de ese medicamento.
A ese hecho se añade que la EMA no ha informado de esos graves efectos secundarios y, por el contrario, considera seguras y eficaces las cuatro vacunas contra la covid-19, cuyo uso ha aprobado y recomienda, a pesar de haber detectado una relación de los preparados de AstraZeneca y Janssen con casos «muy raros» de trombosis.
Ese es el único efecto de las vacunas vinculado a muertes que se ha detectado, según recuerda la Asociación Española de Vacunología (AEV), que rechaza la interpretación de los datos difundida en los citados mensajes.
Los mismos informes que cita el artículo viralizado ya advierten de que para interpretar sus cifras se debe consultar las explicaciones que figuran en la Base de datos europea de informes de presuntas reacciones adversas de EudraVigilance.
Ahí se apunta: «La información de esta web se refiere a presuntos efectos secundarios, es decir, a acontecimientos médicos observados tras el uso de un medicamento, pero que no necesariamente están relacionados con el medicamento o producidos por él».
EudraVigilance precisa: «La información sobre los presuntos efectos secundarios no debe interpretarse como que el medicamento o el principio activo producen el efecto observado ni como que su uso no es seguro».
«Sólo una evaluación detallada y una valoración científica de todos los datos disponibles permiten llegar a conclusiones sólidas sobre los beneficios y riesgos de un medicamento», subraya este sistema de farmacovigilancia en sus explicaciones.
La propia covid-19, posible causa de las muertes
EudraVigilance añade que el efecto secundario notificado «se puede haber producido por otros factores, por ejemplo, por la enfermedad para la que se está tomando el medicamento o por una interacción entre dos o más medicamentos que esté tomando el paciente».
Por otra parte, la EMA, la agencia que ha aprobado el uso de estas cuatro vacunas, las sigue considerando seguras y eficaces, como ha reiterado en varias ocasiones.
Lo hace a pesar de haber encontrado posibles vínculos a «casos muy raros de trombos poco frecuentes» en los preparados de AstraZeneca y Janssen.
Recientemente la EMA también ha comunicado que ha recibido informes de varios casos de trombos asociados a las vacunas de Pfizer y Moderna, pero aclara que «estas cifras son extremadamente bajas y no generan preocupación».
En todo caso, fuentes de la Agencia Europea de Medicamentos confirman a EFE que la interpretación realizada por los mensajes viralizados es incorrecta.
También Jaime Pérez, miembro de la junta directiva de la Asociación Española de Vacunología, subraya a EFE que no se puede establecer esa relación entre los fármacos y los fallecimientos.
«Una cosa es que alguien se muera después de recibir una vacuna (no nos hacen inmortales) y otra que se muera por la vacunación», enfatiza al respecto.
Recuerda, asimismo, que hasta ahora el único efecto conocido de estos medicamentos que ha producido muertes son los fenómenos tromboembólicos, sin que haya «nada» que indique se han producido más reacciones adversas fatales.
En conclusión, la información proporcionada por la máxima autoridad competente en la seguridad de los medicamentos en la Unión Europea, la EMA, contradice la interpretación realizada por el artículo viralizado, que asegura que se han producido casi 8.000 muertes por el uso de las vacunas contra la covid-19, en una lectura incorrecta de los datos, según indica la fuente de los mismos, EudraVigilance, y la AEV.