La mejora de la calidad del aire durante la primera ola evitó unas 150 muertes prematuras
Un equipo científico estima el impacto de la reducción de la contaminación atmosférica en 47 ciudades del estado español
Con respecto al impacto de la disminución del NO2 sobre la mortalidad prematura, el estudio estimó que se evitaron en torno a 120 muertos durante el confinamiento y unas 50 muertes durante el desconfinamiento. «Los confinamientos por la covid-19 han llevado a reducciones sin precedentes en las concentraciones de NO2, especialmente cuando se aplicaron las medidas más estrictas para reducir la transmisión de virus, llegando hasta un 65% en algunas de las ciudades estudiadas», ha explicado al investigador del BSC-CNS y responsable de la aplicación de las técnicas de aprendizaje automático, Hervé Petetin.
En el caso del ozono, la reducción fue tan mínima que no consiguió evitar la mortalidad prematura. De hecho, se estima que esta se incrementó en aproximadamente 20 muertos en relación con este contaminante durante todo el periodo estudiado. Carlos Pérez García-Pando, profesor ICREA y AXA y jefe del grupo de composición atmosférica del BSC-CNS que ha participado en el estudio, lo atribuye a «un aumento de los niveles de ozono enlas ciudades más pobladas, especialmente Barcelona y Madrid».
«El ozono es un contaminante secundario que puede aumentar cuándo se reducen los óxidos de nitrógeno en entornos saturados de este contaminante, como en las grandes áreas urbanas», apuntaPérez García-Pando. Así, el estudio muestra que, «a la hora de evaluar los impactos de las exposiciones ambientales en la salud, se tienen que tener en cuenta las posibles compensaciones entre múltiples contaminantes», señala.
El investigador de ISGlobal que ha coordinado el estudio, Joan Ballester, destaca que «el número de muertos evitables por la mejora de la calidad del aire en España podría ser mayor». De hecho, explicado que hay dos motivos principales: «por una parte, el estudio se centra en las capitales de provincia, pero hay otras ciudades con niveles elevados de contaminación atmosférica, y, de la otra, no se ha tenido en cuenta las reducciones de material particulat fino que fueron relativamente modestas comparadas con las reducciones de NO2, pero que contribuyeron muy probablemente a una reducción adicional de la mortalidad prematura».
«Estos hallazgos evidencian los grandes beneficios para la salud que supone la reducción de la contaminación atmosférica a corto plazo y, con reducciones permanentes de las emisiones, los efectos positivos podrían ser mucho mayores», añade. Además de disminuir la mortalidad prematura, el investigador destaca que la mejora de la calidad del aire «podría reducir la carga de enfermedad de epidemias que causan infecciones respiratorias como la covid-19, ya que las enfermedades causadas por la exposición prolongada a la contaminación atmosférica son a su vez factores de riesgo de gravedad y mortalidad por el coronavirus».