Sociedad
Un estudio revela que los perros conectan con los humanos desde que son cachorros
Se dice que es el mejor amigo del hombre, ahora esta afirmación se puede tener incluso desde el punto de vista genético
Hay pocos refranes más acertados que el de que el perro es el mejor amigo del hombre. Ahora, un estudio revela que esta afirmación se sostiene incluso desde el punto de vista genético, desde que el perro nace.
Tal y como recoge Gizmodo, una nueva investigación ha demostrado que cachorros de ocho semanas que estaban destinados a convertirse en perros de servicio ya eran capaces de comunicarse con los humanos, incluso sin haber recibido entrenamiento formal.
La investigación también reveló que la genética influye en la respuesta que dan estos cachorros. El estudio lo ha dirigido Emily Bray, investigadora del Centro de Cognición Canina de la Universidad de Arizona, Estados Unidos.
Bray se pregunta cómo los perros han desarrollado, a lo largo de la historia, la capacidad de entender tan bien a los humanos. «¿Es porque, a lo largo de la domesticación, se han seleccionado este tipo de habilidades y los perros ahora están preparados para ser receptivos a nuestra comunicación poco después del nacimiento?», cuestiona la investigadora.
«¿O la adquisición de estas habilidades realmente depende del aprendizaje y de las experiencias que los perros acumulan a lo largo de sus vidas, dado que crecen tan cerca de nosotros los humanos?», piensa.
Para dar respuesta a estas preguntas, Bray y su equipo estudiaron a 375 cachorros de la organización de perros de servicio Canine Companions, con sede en California, Estados Unidos.
Estos perritos son sometidos a un exhaustivo entrenamiento para convertirse en perros de servicio, pero a las ocho semanas de vida aún viven con su camada y su interacción con los humanos no ha sido muy extensa.
Los cachorros fueron sometidos a pruebas establecidas de comunicación entre humanos y perros, como por ejemplo, una en la que el humano señalaban dónde había comida oculta u otra prueba que midiera su voluntad de mantener contacto visual con la gente.
Los investigadores descubrieron que a las ocho semanas y desde la primera prueba, los cachorrillos ya entendían que una persona les miraba, que les indicaba un lugar y de hecho, lograban encontrar la comida.
Además, respondían con reciprocidad cuando alguien les hablaba con voz infantil (como se le habla a un bebé) y mantenían la mirada con el ser humano en cuestión.
Según Bray y su equipo, estos hallazgos «son la primera evidencia directa de que una gran proporción de la variación en la cognición social del perro es hereditaria y, por lo tanto, tiene una sólida base genética».
«Si hubiera una variación hereditaria similar en las poblaciones de lobos que dieron origen a los perros (hace miles de años), estas habilidades comunicativas sociales habrían tenido un gran potencial para someterse a una selección rápida», añade.
«Ahora que sabemos que hay un fuerte componente hereditario en estas habilidades de comunicación social, el siguiente paso es ver si podemos identificar algunos de los genes específicos que contribuyen a estos comportamientos», concluye Bray.