Ciencia
Darwin cometió un error sobre la selección sexual, según una nueva investigación
El punto de conflicto estaría en la explicación de las proporciones desiguales entre los sexos
El naturalista inglés Charles Darwin propuso en el siglo XIX una teoría secundaria mientras recolectaba la evidencia científica para su teoría de que las especies evolucionan por selección natural. Esta segunda teoría, de la selección sexual, explica los rasgos que aumentan las posibilidades de un animal de conseguir una pareja y reproducirse, como es el caso de las colas de los pavos reales machos o las astas de los ciervos machos.
Según Darwin, los rasgos seleccionados sexualmente podrían explicarse por proporciones desiguales de sexos, cuando hay más hombres que mujeres en una población, o viceversa. El científico razonó entonces que un macho con menos hembras disponibles tendría que trabajar más duro para asegurar a una de ellas como pareja, y que esta competencia impulsaría la selección sexual.
Una nueva investigación ha confirmado ahora el vínculo entre la selección sexual y la proporción de sexos, pero sugiere que Darwin se equivocó en sus planteamientos.
Según explica Tamas Szekely, profesor de Biodiversidad en The Milner Center for Evolution de la Universidad de Bath, en un artículo en The Conversation, «nuestros hallazgos sugieren que Darwin hizo las cosas al revés. Descubrimos que la selección sexual es más pronunciada no cuando las parejas potenciales son escasas, sino cuando son abundantes, y esto significa volver a examinar las presiones de selección en juego en las poblaciones animales que presentan proporciones de sexos desiguales», indica.
Según Szekely, «desde la época de Darwin, hemos aprendido mucho sobre las proporciones desiguales de sexos, que son comunes en las poblaciones de animales salvajes. Por ejemplo, en muchas mariposas y mamíferos, incluidos los humanos, el número de hembras adultas supera el número de machos adultos».
A la hora de buscar una explicación a las proporciones desiguales de sexos, el experto sostiene que se pueden explicar parcialmente «por diferencias en la vida útil». Por ejemplo, «los mamíferos hembras, incluidos los humanos, suelen sobrevivir a sus homólogos masculinos por un amplio margen».
También las preferencias de los depredadores podrían influir, apunta Szekely. «Los leones africanos matan aproximadamente siete veces más búfalos machos que hembras, porque los búfalos machos tienden a vagar solos, mientras que las hembras están protegidas dentro de los rebaños», explica.
En tercer lugar, «los machos y las hembras suelen sufrir de manera diferente los parásitos y las enfermedades», indica el investigador.
Al revisar el argumento de Darwin y analizar 462 especies diferentes de reptiles, mamíferos y aves, la investigación «encontró una estrecha asociación entre el dimorfismo del tamaño sexual y las proporciones de sexos, lo que reivindica las conjeturas de Darwin», señala Szekely. Sin embargo, añade, «la tendencia fue la opuesta a la que predijo Darwin con su evidencia limitada».
«Resulta que la selección sexual más intensa, indicada por machos más grandes en relación con las hembras, ocurrió en especies donde había muchas hembras para que los machos eligieran, en lugar de una escasez de hembras como sugirió Darwin», abunda el experto.
En opinión de los investigadores, su hallazgo «de ninguna manera invalida las teorías de Darwin sobre la selección natural y la selección sexual», sino que «simplemente muestra que un mecanismo diferente al propuesto por Darwin está impulsando la competencia de apareamiento para los animales que viven en poblaciones con sesgos sexuales», concluyen.