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Condenado a 4,5 años por clavar unas tijeras en la cara de la víctima llamando «peruano, te arrancaré los ojos» en Barcelona

El hombre cometió un delito de lesiones agravado por discriminación y reincidencia, según la sentencia

Audiencia de Barcelona

Audiencia de BarcelonaACN

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El juzgado 23 de Barcelona ha condenado a cuatro años y medio de prisión y 2.700 euros a un hombre de 32 años el 2 de febrero del 2019 de madrugada clavó unas tijeras en la cara de la víctima gritando «peruano, te arrancaré los ojos». La víctima había salido del bar con una amiga cuando el agresor se le acercó y le preguntó si era peruano. Después de la respuesta afirmativa se llevó a cabo la agresión. Los Mossos lo detuvieron cuando se escondía en un bingo. La sentencia, que todavía no es firme porque hay un recurso de apelación, condena al hombre por un delito de lesiones con el agravante de reincidencia y de actuar por motivo de discriminación en razón de nacionalidad.
El juicio se celebró el 19 de abril pasado. La fiscalía pedía una condena de 5 años y la prohibición de acercarse a la víctima, y la sustitución parcial de la condena por la expulsión del Estado.

La sentencia expone que la víctima requirió cinco puntos en la mandíbula y quince días para recuperarse, pudo mantener sus empleos habituales y le ha quedado una cicatriz.

La jueza sitúa la condena en 4,5 años y explica que el hombre condenado ha sido de los 13 a los 32 años en el Estado, ha trabajado en la construcción y la mensajería y tiene una hija de siete meses de la que se ocupa la DGAIA.

Añade que el ataque no afectó zonas vitales, todo y que sí que era una zona próxima al cuello|garganta. Considera «desproporcionado» expulsar al hombre del Estado porque considera que tiene «arraigo» y «no se aprecia que sea un peligro» por la víctima.

El hombre también tendrá que pagar 700 euros por las lesiones, 1000 por las secuelas y 1000 por los prejuicios morales a la víctima, más las costas procesales.

La defensa del acusado había pedido que se considerara un atenuante que el agresor había tomado sustancias estupefacientes, cosa que la jueza no considera probado.

El hombre condenado dijo al juicio que había bebido tres cervezas, consumido drogas y que no recordaba haber agredido a nadie, pero el médico que lo atendió aquella madrugada no hizo constar ninguna anomalía.

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