Un estudio con sanitarios infectados de covid apunta que la inmunidad puede durar más de un año
Las pocas reinfecciones fueron en personas con bajos niveles de anticuerpos
Durante la primera ola de la pandemia, el equipo de ICS/IDIAP JG en colaboración con el grupo de Carlota Dobaño en ISGlobal empezó un estudio de seguimiento en una cohorte de personal sanitario con covid-19, que trabajaba en centros de atención primaria de la Cataluña central (un total de 173 personas). La mayoría de las infecciones fueron de leves a moderadas, aunque algunos casos fueron hospitalizados. El equipo realizó tomas de sangre regulares a partir de septiembre para medir el nivel y tipo de anticuerpos enfrente del SARS-CoV-2 en estos pacientes.
Al cabo de los primeros cinco meses no se observó una caída significativa de anticuerpos y, a los 9 meses, el 92,4% de las personas seguían siendo seropositivas: el 90% tenían IgG, el 76% IgA y el 61% IgM específicas de la proteína Spike o del dominio de unión en el receptor (RBD). En aquellas personas que todavía no habían sido vacunadas en abril (es decir un año después de la infección), los resultados fueron muy similares (el 95% tenían IgG, el 83% IgA y el 25% IgM).
«Los resultados obtenidos hasta ahora nos hacen pensar que la inmunidad en el virus SARS-CoV- 2 es más larga de lo que intuíamos al inicio de la pandemia. Al ser un virus tan nuevo, es muy importante poder analizar el comportamiento y la afectación en las personas» afirma Anna Ruiz Comellas, investigadora del Instituto Català de la Salut en la Cataluña central y coautora del estudio.
«Estos datos confirman la mayor duración de anticuerpos de tipo IgG, pero de manera sorprendente los de tipos IgM, que normalmente duran menos, también parecen mantenerse bastante tiempo», comenta Gemma Moncunill, investigadora de ISGlobal y coautora sénior del estudio, junto con Ruiz-Comellas. El hecho de haber sido hospitalizado, haber presentado fiebre, o haber perdido el olor o el olfato se asoció con niveles más elevados de anticuerpos a los cinco o nueve meses.
Hubo cuatro reinfecciones en la cohorte. Dos de ellas, sintomáticas, ocurrieron en personas seronegativas, y otra reinfección asintomática ocurrió en una persona que tenía niveles muy bajos de anticuerpos. Estos resultados indican que los anticuerpos anti-Spike protegen contra la infección sintomática. «También confirman que las personas que no han sido infectadas tienen que ser vacunadas con prioridad, ya que las personas que pasaron la infección mantienen anticuerpos durante al menos un año», señala a Anna Ramírez-Morros, primera coautora del trabajo.
«Considerando que los niveles de anticuerpos que se generan después de la vacunación suelen ser más elevados que los que se generan después de la infección natural, nuestros resultados sugieren que la inmunidad por las vacunas también será duradera», concluye Carlota Dobaño.