Sociedad
Cuidar las mascotas de otros, un trabajo al alza
En verano se incrementa la demanda de cuidadores de animales, un oficio que requiere pasión por perros o gatos
Tirarle la pelota, ponerle agua fresquita, servirle el pienso, hacerle correr en el hueco menos caluroso del día y una sesión de fotos para que el dueño calme su añoranza y sus preocupaciones son algunas de las tareas de los cuidadores de mascotas ajenas, un oficio que crece en verano.
Las mascotas se han convertido en un miembro más de la familia aunque no siempre puedan sumarse a las vacaciones, un factor que en verano incrementa la demanda de cuidadores de animales, un oficio que requiere pasión por perros o gatos y que exige también mimos y ronroneos.
Eso de sacar a pasear al perro del vecino dejó hace tiempo de ser una escena peliculera para representar, especialmente en temporadas vacacionales, un oficio que ha crecido una animalada impulsado por los dueños de mascotas que los dejan en casa pero quieren blindarles la mejor de las atenciones.
Lucía González pilota la librería OVNI Bazar, un proyecto ubicado en el centro de Granada cuyas facturas sirvieron de pretexto para convertirse en cuidadora de gatos a domicilio, una tarea concentrada en los meses de verano que en los últimos cinco años la ha convertido en la humana de unos 300 gatos.
Esta cuidadora de mininos decidió hace un lustro aprovechar que pasaba los veranos en Granada para convertir en fuente de ingresos el típico «échale un vistazo al gatonchi» de los amigos y, como ya se hacía en Berlín, Londres, Madrid o Barcelona, cobrar por las caricias, el esfuerzo y el tiempo dedicado a mascotas ajenas.
«Ese primer verano fue un éxito y hasta la actualidad», ha explicado a Efe Lucía, emprendedora apasionada por los animales que incluye entre sus servicios rellenar pienso, ofrecer agua fresquita a las mascotas, limpiar cacas y la dosis diaria de mimos.
A esta rutina suma la comunicación con los clientes, que reciben fotos o vídeos de sus gatos para comprobar que están agusto en casa, y una empatía que la ha convertido en una solicitada cuidadora.
«¿Si el trato y el servicio que ofrezco están bien pagados? Desde luego que no». Lucía resume así una rutina que justificaría el refrán de llevar una vida de perros porque su trabajo gatuno incluye moverse por la ciudad con calor extremo, dar cariño desinteresado y tener las llaves de un hogar. Con todo lo que implica.
Lucía se ha convertido en casi la única superviviente de un 'boom' de cuidadores gatunos de Granada, una tarea por la que recorre la ciudad dando atenciones antes de llegar a su casa y pensar si cerró las treinta o cincuenta por las que reparte amor.
Descarta la fama de ariscos de estos felinos con una estadística tajante, cinco gatos agresivos frente a 300 adorables, y reconoce que el aumento de la demanda le hace rechazar encargos.
De este oficio lamenta la gente que está que ladra y saca las uñas ante cualquier nimiedad y recuerda que cuida gatos, pero no acoge, y que estos animales se estresan.
Junto al dinero, de este trabajo Lucía González ha sacado amigos, rincones nuevos de la ciudad, mucho aprendizaje y algún que otro arañazo, y ahí sigue, siendo la humana temporal de mininos ajenos.
Y para los que no quieren buscarle tres pies al gato, internet es una vez más la plataforma para encontrar la solución gracias a empresas especializadas en poner en contacto a cuidadores y dueños de mascotas, en este caso principalmente perros.
Así funciona Holydog, una firma con casi 30.000 cuidadores de mascotas registrados en el país que se adaptan a las necesidades de clientes, y Gudog, una firma que nació en Madrid hace casi una década como alternativa a las residencias de animales y que cada años atiende a miles de perros, y a sus dueños.
Estas empresas especializadas evitan que las mascotas sufran perrerías y ofrecen un cuidado personal adaptado a la edad del animalejo de la casa, sus circunstancias y hasta su carácter para que la mascota también disfrute del verano.