Salud
Los riesgos para la salud de dormir con el aire acondicionado
Aunque sea una herramienta útil para soportar el calor, no es recomendable mientras duermes
Estamos inmersos en los días más calurosos del año y muchas veces, dormir es casi imposible si no recurrimos al aire acondicionado. Pero pese a que nos puede solucionar el mal rato de no conciliar el sueño, también tiene riesgos.
El problema de salud más habitual que supone dormir bajo el chorro del aire frío es tener problemas de garganta. Según la Sociedad Española de Otorrinolaringología, «el aire frío y seco que expulsan este tipo de máquinas provoca una serie de alteraciones en los sistemas de defensa naturales de la nariz y la garganta».
Además, según estos expertos, «también se genera un ambiente seco que aumenta el daño en estos mecanismos de defensa. Por el mismo mecanismo de aire seco y frío tiene lugar una inflamación del tejido faríngeo y da lugar a la denominada faringitis».
Según la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica, «hasta un 20% de los cuadros catarrales, laringitis, faringitis o procesos bronquíticos se producen en verano a causa del uso inadecuado del aire acondicionado».
y Joaquín Sastres Domínguez, jefe de Alergología del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz de Madrid, explica a El País que «el aire acondicionado enfría las habitaciones, restando humedad al aire de estas. Es decir, es un aire más irritante que el natural y seca e irrita la faringe».
Por su parte, David Baquero, portavoz de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC), declara al mismo medio que «la sequedad en el ambiente reseca la mucosa y los ojos, esto puede derivar en faringitis o rinitis. Por eso es importante tener cuidado con la temperatura a la que ponemos el aire e intentar dormir con un ventilador, que al contrario que el aire acondicionado no produce sequedad en la habitación».
Los problemas no son solo del sistema respiratorio. Tal y como recuerdan los profesionales de Fricom, si el cuerpo se enfría aumentan las posibilidades de sufrir una contracción muscular, y esto desencadenar en una tortícolis o una lumbalgia.
El aire acondicionado también puede favorecer la aparición de catarros. Un estudio de la Universidad de Yale recoge que el virus del resfriado común se propaga más rápida y fácilmente cuando la temperatura de la cavidad nasal es inferior a la de los pulmones (unos 36,5 ºC).
Otro riesgo se deriva de un deficiente mantenimiento del aparato de aire acondicionado. Como recuerdan desde Fricom, es necesario mantener limpio el aparato y sus filtros para evitar enfermedades como la neumonía, la rinitis alérgica, aumento del asma y en el peor de los casos (aunque menos probable) hasta legionela, entre otros hongos y bacterias.
La sequedad de ambiente que arroja el aire acondicionado, por otro lado también puede afectar a la salud ocular: esta sequedad puede contribuir a que tu ojo se quede sin lágrimas, sufras picores o conjuntivitis.
Consejos
Para evitar estos problemas y hacer un buen uso del aire acondicionado, se recomienda mantener una temperatura interior de entre 23 y 25 grados, y que la diferencia con la temperatura exterior no exceda los 12 grados.
Otros consejos son evitar que el chorro del aire nos caiga directamente sobre el cuerpo, para evitar sobre todo problemas musculares y con especial atención en el cuello y la espalda.
Además, se recomienda recurrir al modo sleep, es decir, que el aire acondicionado se apague automáticamente cuando se alcance la temperatura deseada en la habitación.