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Las medidas climáticas de la UE subirán el gasto energético de los hogares

Avisan de los «efectos sociales negativos» de las políticas verdes y reclaman medidas «de acompañamiento» en la población

Manifestants amb pancartes contra l'augment del preu de la llum.

preu llum electricitatACN

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La Comisión Europea ha puesto el foco en los hogares y el transporte por carretera para reducir las emisiones de CO2 un 55% en el 2030 con respecto a 1990. Después de centrarse en las últimas décadas en la industria, ahora el ejecutivo europeo apunta a las emisiones de la población, a quien quiere hacer pagar para contaminar más de lo permitido. Con la propuesta de crear un mercado de emisiones para viviendas y transporte por carretera a partir del 2026, como lo que ya existe para la industria, los expertos avisan de que habrá «que «compensar» las subidas en las facturas del hogar, de la calefacción por ejemplo, y del transporte.
En una entrevista a ACN, el director de políticas de Carbon Market Watch, Sam Van den Plas, alerta de que la medida puede tener un «impacto social negativo» y la jefe de sostenibilidad de la Organización Europea de Consumidores (BEUC), Dimitri Vergne, defiende que hacen falta «compensaciones» en la población para afrontar los costes de la transición.

En la batería de medidas que el ejecutivo comunitario presentó el 14 de julio para reducir las emisiones un 55% en el 2030 con respecto a 1990, la creación de un mercado de emisiones para hogares y transporte por carretera ha sido una de las medidas más controvertida y que se prevé que sea de las más difíciles de llegar a un consenso en las negociaciones que tienen que empezar ahora entre los estados miembros y la Eurocámara.

Para Vergne, es «preocupante» que pueda aumentar el precio de la movilidad y de los sistemas de calefacción y refrigeración de los hogares «sin que se den alternativas más nietas». Para saber el posible incremento de precios, sin embargo, habrá que esperar a saber cuál es el coste de cada tonelada de más que se emita. En el caso de la industria es de unos 50 euros por tonelada, pero todavía se tiene que determinar cuál será el precio del nuevo mercado para viviendas y transporte por carretera.

«En el caso del combustible el aumento puede ser de unos 10 céntimos por litro, que no es demasiado. El efecto mayor puede ser al calentar la casa, especialmente si hay un invierno duro o la casa no está bien calentada», dice Van den Plas cogiendo como referencia el precio que paga actualmente la industria. Además, el director de políticas de Carbon Market Watch subraya que el impacto será mayor en el caso de los hogares más vulnerables, que también tendrán más dificultades para cambiarse a sistemas menos contaminantes.

Para hacer frente al posible estancamiento de los hogares en sistemas más contaminantes, el director asociado de la consultora Cambridge Econometrics Jon Stenning defiende que hacen falta «políticas de acompañamiento» a la transición energética.

«Llegar a las emisiones cero requiere que todos cambiamos la manera en que nos comportamos. Pero al mismo tiempo que muestras el palo tienes que dar la zanahoria para ofrecer a la gente una tecnología alternativa con menos emisiones de carbono», argumenta Stenning.

Van den Plas, sin embargo, cree que animar el cambio a energías más sostenibles es «inteligente» para quien lo puede pagar, pero alerta que la medida puede tener un «impacto social» de que se tiene que analizar «con cuidado». Además, el director de políticas del Carbon Market Watch defiende que es «clave» que todos los sectores industriales «empiecen a pagar» para contaminar más. Con títulos para contaminar gratuitos por algunos sectores que progresivamente se tienen que ir eliminando, Van den Plas cree que eso se tiene que corregir.

A pesar de dar apoyo a la propuesta, Stenning admite que es más difícil que los consumidores cambien su comportamiento con una subida del precio de la energía. «El impacto del precio tiene un efecto más pequeño que en la industria», argumenta.

Destinar los ingresos a paliar los efectos sociales

Con el fin de compensar el impacto social de hacer pagar a hogares y transporte para contaminar más del permitido, la Comisión Europea propone un fondo de 72.200 millones de euros, de los cuales España puede recibir hasta 7.600 millones.

«Hay que asegurar que hay inversiones e ingresos para hacer que sea más fácil para la gente renovar sus casas o cambiar a coches eléctricos», dice el representante de la Asociación Europea de Consumidores, que añade que en algunos casos también se tendrá que compensar directamente» a algunas personas, especialmente las más vulnerables.

En este sentido, Van den Plas coincide en que la propuesta es «inteligente» para hacer que la población opte por un consumo energético más sostenible, pero alerta de que hay que implementarla de manera correcta y justa socialmente.

Además, Vergne exige que los ingresos que se saquen hacer pagar en viviendas y transporte por carretera para contaminar más vayan a parar «directamente a compensar consumidores o a financiar inversiones sostenibles» y no a financiar empresas.

«La aceleración de la transición ecológica puede marcar la diferencia y tener un efecto positivo en las personas, como pagar menos por la calefacción y el transporte. Es una oportunidad para que todo el mundo viva una vida más sana y menos cara», dice el representante de la Asociación Europea de Consumidores para concienciar la ciudadanía de la necesidad de cambio del modelo energético.

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