Sucesos
A juicio un hombre acusado de intentar matar a cuatro Mossos con una katana en Manresa
El presunto autor amputó los dedos de una mano a uno de los agentes y realizó cortes en los brazos en los otros tres
Un juez de Manresa (Barcelona) ha enviado a juicio por cuatro delitos de tentativa de homicidio con la agravante de atentado a la autoridad y lesiones graves al acusado de atacar con una katana a cuatro mossos d'esquadra que asistían a los servicios médicos para trasladarle forzosamente a un psiquiátrico.
En un auto, al que ha tenido acceso Efe, el titular del juzgado da por finalizado el sumario y remite el caso a la Audiencia de Barcelona para la celebración del juicio al acusado, A.E.S., por el ataque cometido el 18 julio de 2020 en Moià (Barcelona), cuando amputó con un katana cuatro dedos a un sargento y causó cortes en los brazos a otros tres.
El juez también ha impuesto una fianza de 120.000 euros al acusado, que desde entonces permanece en prisión preventiva en un módulo psiquiátrico y cuya defensa alega que actuó alterado debido a una descompensación al interrumpir su tratamiento debido al confinamiento por el coronavirus.
Según concluye el juez instructor, una vez los agentes accedieron al domicilio, tras abrirles la puerta el padre del acusado, A.E.S. se mostró tranquilo y accedió a ser trasladado al hospital, señalando a los mossos «con total normalidad» que se iba a vestir, ya que iba en pijama, por lo que entró en su habitación acompañado del sargento y un agente.
Una vez en su habitación, el acusado se agachó como si quisiera coger la ropa al lado de su cama, aunque repentinamente sacó de la misma una espada tipo katana muy afilada y de grandes dimensiones -más de 72 centímetros de largo, de los cuales 52 eran hoja- que dirigió hacia los agentes con un rápido ataque, moviendo la espada de arriba a abajo, según el juez.
Los agentes retrocedieron para esquivar el filo de la espada, por lo que salieron al salón, donde el acusado les atacó de nuevo, sujetando la katana con las dos manos y dirigiéndola hacia el cuerpo del sargento, que instintivamente colocó su mano derecha como protección para detener el golpe, ante lo que sufrió un corte que le amputó el dedo meñique y parte de otros tres dedos.
Uno de los agentes heridos, desde el suelo, logró sacar su arma reglamentaria y, cuando el acusado iniciaba un nuevo ataque, grito «¡disparo!» y realizó un tiro que no alcanzó a nadie, por lo que efectuó otros dos disparos, uno de los cuales rozó la pierna del acusado y el otro su muñeca izquierda, lo que hizo que le cayera la katana de las manos y pudiera ser esposado.