Obituario
Muere Antonio Gasset, voz y rostro de la crítica de cine en España
Director, guionista y actor ocasional, aparte de periodista, Gasset se ganó un lugar en el corazón de los cinéfilos gracias al programa 'Días de cine'
Antonio Gasset Dubois, el crítico y periodista que pusiera voz y rostro a la cinefilia en España, ha muerto a los 75 años. Si bien ejerció ocasionalmente varios roles dentro del séptimo arte (actor, guionista y director), se le recordará siempre por su inolvidable papel como director y presentador del programa Días de cine (TVE).
Nacido en una familia ilustre (era sobrino segundo del filósofo José Ortega y Gasset), el crítico se relacionó desde bien joven con esa bohemia madrileña del tardofranquismo de la que formaban parte figuras como el poeta Eduardo Haro Ibars y el director Iván Zulueta.
De hecho, dos de sus escasos papeles frente a la cámara tuvieron lugar en películas de Zulueta: en Un, dos, tres... al escondite inglés (1970) era miembro del grupo de amigos hipsters que trataba de sabotear un festival de música muy eurovisivo. Y, en Arrebato (1979), ejercía como el montador que respondía con ironía a las angustias creativas de Eusebio Poncela.
Pilar Miró contó con él, también en el rol de montador de cine, para Gary Cooper que estás en los cielos (1980). Y, en el cortometraje Tiempos duros en Ríos Rosas (1982), compartió encuadres con un «quién es quién» del cine español de la Transición, incluyendo a Antonio Drove, Ricardo Franco, Antonio Resines y nada menos que Carlos Boyero.
Pero la faceta propiamente fílmica de Antonio Gasset, a la que habría que sumar el corto Los hábitos del incendiario (1970, su único trabajo como director y guionista) se queda en una nota a pie de página frente a su tarea como educador, crítico y divulgador.
Desde 1994, fecha en la que se puso al frente de Días de cine, hasta 2007, cuando se acogió al ERE de RTVE y abandonó su puesto, Gasset no solo dispensó enormes dosis de sabiduría cinéfila. También dio pruebas de una retranca y un sentido del humor que crearon escuela.
Ya fuera cuando declaraba hallarse «en las catacumbas de la noche» (su programa acabó siendo relegado al horario de madrugada), cuando daba paso a la «publicidad y promociones» o cuando comparaba el estilo interpretativo de Ben Affleck con un pepinillo cocido, Gasset nunca defraudaba a sus acólitos. Su habitual cinismo solo se replegaba en momentos contados, como cuando pronunciaba «viva Jean-Luc Godard» sin perder su característico tono impasible.
Sumando a esto el efímero espacio Off Cinema, dedicado al cine independiente y también en el seno de la TV pública, podemos afirmar que Antonio Gasset ayudó a desarrollar el amor por la pantalla grande en varias generaciones de españoles.