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Economía

Los expertos vaticinan subidas «récord» del IPC a finales de año a raíz del encarecimiento de la luz y los combustibles

Alertan de que el incremento puede ser mayor si el elevado precio de las materias primas se acaba trasladando a los consumidores

Dos luces encendidas, con otros electrodomésticos de fondo.

Los expertos vaticinan subidas «récord» del IPC a finales de año a raíz del encarecimiento de la luz y los combustiblesACN

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El Índice de Precios al Consumo (IPC) en el Estado va camino de situarse por encima del 5% durante los próximos meses, lo que supondría la tasa más elevada del siglo XXI. Así lo consideran los expertos, después de observar el fuerte encarecimiento de la electricidad y los combustibles durante los últimos meses. «Si la tendencia se mantiene –un escenario que se considera más que probable- veríamos tasas que pueden llegar a superar el 5%», señala el economista sénior de Funcas, a María Jesús Fernández, en declaraciones a la ACN. Aunque los académicos todavía no hablan de un episodio de inflación –la inflación subyacente no supera l'1%-, alertan que la subida de precios puede ser todavía más acentuada si el elevado precio de las materias primas se acaba trasladando a los consumidores.

Según los datos provisionales publicados esta última semana por el Instituto Nacional de Estadística (INE), los precios al conjunto del Estado se incrementaron un 4% interanual en septiembre, la variación más alta de los últimos trece años. Aunque Cataluña todavía no disponga de los datos correspondientes al noveno mes del año, la tendencia apunta hacia la misma dirección. Tanto a Cataluña como al conjunto del Estado, el precio de los suministros del hogar –luz, gas y agua- y de los carburantes acumula cinco meses consecutivos registrando crecimientos superiores al 8%, un hecho inédito desde el cambio de milenio.

Aparte del encarecimiento de estos productos, hace falta tener en cuenta los futuros efectos derivados del incremento de precio de las materias primas como metales, derivados del plástico o materiales para la construcción, unos productos que el Estado tiene que importar al no ser país productor. De momento, esta escalada de precios no se ha trasladado directamente al consumidor, pero los expertos tiran un aviso. «Podría ser que, por vía indirecta, este fenómeno acabe repercutiendo en otros componentes del IPC», advierte al profesor de economía y empresa de la UOC, Josep Lladós. De hecho, el Índice de Precios de la Industria (IPRI) en el Estado registró un crecimiento interanual del 11,8% en agosto, el más alto de todo el siglo XXI.

Preocupación relativa

A pesar de los últimos incrementos del IPC, los economistas observan la situación con una preocupación relativa. «De hecho, el mismo Banco Central Europeo (BCE) no está dando excesiva importancia a que está pasando», subraya Lladós. Todo y que la IPC marca tasas del 4%, este profesor de la UOC recuerda que el indicador en que más se fijan las autoridades monetarias es el IPC subyacente, que es aquel que no tiene en cuenta ni los productos energéticos ni los alimentos sin elaborar. Eso se debe al hecho de que son componentes que pueden ser especialmente volátiles en contextos geopolíticos complicados o después de grandes catástrofes naturales.

En el Estado, la variación del IPC subyacente en septiembre fue del 1%, por debajo de los límites que hasta ahora fijaba el BCE para evitar espirales inflacionistas –se recomienda que los precios crezcan pero que lo hagan por debajo del 2%. «Ahora mismo no tenemos un problema de inflación, sino que estamos sufriendo un aumento transitorio pero explosivo de precios», indica Lladós. No obstante, este experto también recuerda que el BCE ya está hablando de incrementar los límites aceptables de inflación y «pivotar en incrementos del 2%».

En el ámbito microeconómico, en cambio, las preocupaciones son mayores. «Este aumento de precios se debe a factores exógenos, y eso genera un empobrecimiento general en el país», comenta Fernández, de Funcas. «Si hay un grupo que quiere mantener su situación económica, lo conseguirá reduciendo una parte de los ingresos del resto», añade.

En este sentido, Lladós alerta del impacto que puede tener el aumento de precios –sobre todo energía y carburantes- en los colectivos con menos recursos. «Las familias con más necesidades son las que más sufrirán, ya que tienen menos capacidad para hacer frente a la subida de precios y también menos poder negociador», comenta. «Al mismo tiempo, los productos energéticos son básicos y tienen un peso especialmente relevante en los gastos de las familias con menor renta», añade. Ante esta situación, el experto propone otorgar mejores sociales o redistribuir los costes de las facturas como medidas a corto plazo.

Evitar una espiral inflacionista

Otra cuestión a tener en cuenta es el incremento de los salarios y las pensiones, que cogen el IPC como referencia. Según Lladós, las administraciones tienen que ser especialmente cuidadosas si se quieren evitar espirales inflacionistas. «Si la subida de precios es transitoria pero se suben los salarios pensando que la situación será permanente, podemos acabar en una situación de espiral inflacionista», apunta.

En este sentido, cree que las autoridades monetarias tratarán la situación como transitoria, aunque también prevé gestos en clave política entre las grandes potencias para evitar una escalada de precios desmesurada.

Previsiones de estabilización

Los expertos consultados coinciden en indicar que el IPC superará las tasas del 5% entre finales de 2021 y principios de 2022, mientras que confían en que se estabilizará a partir de la segunda mitad de 2022. «Todo dependerá del incremento del precio de la luz, del petróleo y de las materias primas», indican desde Funcas. En todo caso, aseguran que la estabilidad se conseguirá con tasas superiores en comparación con los meses previos al estallido de la crisis de la covid-19. «Si pensamos que nos situaremos por debajo del 2%, ya lo podemos olvidar», concluye Lladós.

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