Judicial
Un año de prisión para las monitoras y el director de la piscina donde murió una niña de 4 años en Ripoll
Los condenados por homicidio imprudente reconocen que la pequeña se ahogó porque «desatendieron» sus funciones
El juzgado de lo penal 5 de Girona ha condenado a 1 año de prisión a las cuatro monitoras y el director de la piscina de Ripoll acusados de homicidio imprudente por la muerte de la niña de 4 años el 19 de mayo del 2017. Fiscalía, acusaciones y defensas han llegado a un acuerdo que ha evitado el juicio. Los acusados han reconocido que la pequeña murió ahogada porque «desatendieron» sus funciones. Como ninguno de ellos tiene antecedentes, no tendrán que entrar en la prisión. Tampoco los inhabilitarán para trabajar como monitores y socorristas o para dirigir las instalaciones deportivas. El padre de la pequeña ha remarcado que para ellos era muy importante que los procesados reconocieran la negligencia.
«Ha sido muy importante que los acusados reconocieran los hechos y la culpa que han tenido, eso dice mucho de ellos porque han sido sensibles con la situación y han aceptado la condena», ha afirmado el padre de la niña, Fran Medina, al final de la vista.
La fiscalía y las acusaciones particulares pedían inicialmente 3 años de prisión y 4 de inhabilitación profesional para las cuatro monitoras y para el director de la piscina de Ripoll. El caso se tenía que juzgar este martes y miércoles en el juzgado de lo penal 5 pero las partes han llegado a un acuerdo que «ha ahorrado hacer un juicio que era muy duro para todo el mundo», ha explicado el abogado del padre de la niña, Carles Monguilod.
Los acusados han reconocido que la pequeña se ahogó porque «desatendieron» sus funciones, tanto organizativas como de vigilancia. Así, y según el pacto, el juez del penal 5 los ha condenado de viva voz imponiendoa cada uno de los acusados una pena de 1 año de prisión por homicidio por imprudencia grave. La conformidad ha evitado que inhabilitaran a las cuatro procesadas para trabajar como monitoras y socorristas y al director para ejercer funciones de responsable de instalaciones deportivas.
En la sala de vistas, el juez ha leído el relato de hechos recogido al escrito de acusación de la fiscalía y los cinco acusados lo han suscrito. El 19 de mayo del 2017, en la piscina se hacía una de las sesiones del curso de natación con los alumnos de P4 de la escuela CEIP Pirineus de Campdevànol. La actividad se hacía en horario lectivo escolar y duró desde las 10.50 horas a las 11.40 horas. Aquel día –y según el cuadrante elaborado por el director- tenían que hacer el cursillo cuatro monitoras pero dos de ellas no pudieron asistir. Por eso, el director las sustituyó, aunque una de las sustitutas también tenía encomendada la tarea de socorrista.
Cada una de las monitoras tenía asignados unos alumnos concretos, haciendo las actividades durante los primeros 40 minutos en la piscina pequeña excepto el grupo que llevaba una de las monitoras acusadas, que las hacía en la grande. Una vez acabadas las actividades, la monitora y socorrista de la piscina grande, junto con los alumnos que tenía a su cargo, se desplazaron a la piscina pequeña donde todos los alumnos juntos tenían que hacer 10 minutos de juegos.
En aquel momento, la monitora y socorrista de la piscina grande se quedó fuera de la pequeña, en el interior se quedaron dos monitoras y la que hacía de socorrista de la piscina pequeña «se fue sin causa justificada, desatendiendo personalmente su doble asignación de funciones» y «obviando las consecuencias que se derivaban, dejando a los niños a cargo de las otras tres monitoras».
Una vez acabado el curso, los alumnos y las tres monitoras desalojaron la piscina pequeña sin que «en el más elemental ejercicio de las funciones encargadas» se aseguraran de que todos los alumnos habían salido del agua. También han reconocido que desatendieron «la más elemental función de vigilancia para evitar que alguno de los menores pudiera acudir de nuevo a la piscina, con el peligro que comportaba.»
No se dieron cuenta de que faltaba la víctima hasta que la profesora de la escuela vio que en el banco donde los niños habían dejado sus cosas había el albornoz y las chancletas de la pequeña de 4 años. En las 11.42, la encontraron en la piscina inconsciente. A pesar de las maniobras de reanimación, no recuperó el pulso y el SEM certificó la muerte por asfixia por sumersión a las 13.15 horas.
Un accidente trágico
«Ha sido una sentencia ajustada a la realidad de lo que pasó y nos hemos ahorrado un juicio que era muy duro para todo el mundo. Los padres han perdido a una hija, y eso es irremediablemente irreparable, pero las personas acusadas tampoco querían que pasara eso», ha afirmado Monguilod que ha subrayado que la situación «es muy triste para todo el mundo». El abogado remarca que la familia quería que los tribunales «dejaran claro» que hubo una conducta negligente, y que eso es que se ha conseguido con la conformidad.
El abogado de la madre, que también ha ejercido la acusación particular, Víctor Coch, sostiene que la sentencia plasma que fue un «accidente trágico»: «Al final, valía más llegar a un acuerdo para poder cerrar el tema definitivamente e intentar pasar página».
Ninguno de los condenados tiene antecedentes y, por lo tanto, no tendrán que entrar en la prisión. Las aseguradoras, según recoge la sentencia que ha leído el juez en la sala de vistas, ya han abonado la indemnización solicitada por la fiscalía de 166.615,50 euros.
El abogado de la defensa de tres de las monitoras, Francesc Jufresa, también ha destacado que hacer el juicio «hubiera sido un daño|dolor|mal peor»: «Reconocemos todos que hubo una negligencia, es una decisión judicial globalmente satisfactoria porque lo ha pasado mal todo el mundo y era la mejor manera de acabarlo».
La fiscal y las partes han renunciado a presentar recurso y la sentencia ya es firme.
El padre de la pequeña ha remarcado que él no quería que los acusados tuvieran que cumplir ninguna pena de prisión, sino que «reconocieran la culpa que es lo que han hecho, y se ha visto que son personas sensatas». También ha querido lanzar un mensaje para reclamar que la presencia de socorristas sea obligatoria en todas las piscinas porque «depende la vida de muchas personas, sobre todo de los niños pequeños que son todavía más vulnerables.»