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Los expertos reclaman que se encarezca el alcohol y que los 'botellones' se consideren un problema de salud pública

«Los jóvenes están imitando lo que ven en los adultos, asociando alcohol a la fiesta», afirma una socióloga

Un grupo de personas que hacía botellón en la playa de la Barceloneta ante la presencia de la Guardia Urbana.

Entra en vigor la prohibición de hacer botellón en CataluñaACN

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Expertos en adiciones han remarcado este jueves que el «botellón» no es solo un asunto de orden público, sino que debe abordarse como un problema de salud pública, con importantes consecuencias en adolescentes, y han exigido que se aumente el precio del alcohol para reducir su consumo.

Unos 600 profesionales del campo de las adiciones se reúnen desde este jueves, de forma presencial y online, en Barcelona en el congreso de la sociedad científica Socidrogalcohol, un cónclave en el que se va a abordar especialmente el fenómeno de los «botellones».

«Hay que ser conscientes de que, más allá de un problema de civismo relativo por la forma con la que están consumiendo, es al consumo en sí mismo al que, como sociedad, tenemos que prestar atención y elaborar una respuesta», ha señalado en rueda de prensa el coordinador de consultas externas del servicio de psiquiatría de IMQ Amsa en Bilbao, Javier Goti.

El especialista ha advertido de que el consumo de alcohol en edades tempranas es un factor de riesgo de alteraciones de funciones cognitivas y neuropsicológicas y que, además, el estado de ebriedad puede generar más accidentes, episodios de violencia y conductas sexuales de riesgo.

«Hay que rehuir de esta percepción según la cual el consumo regular es un rito de paso, inocuo y sin consecuencias para el menor», ha añadido Goti.

Si bien la desescalada de restricciones por la covid ha llevado a un incremento del consumo de alcohol en la calle, el fenómeno de los botellones «no es nuevo».

«En las últimas dos décadas, las encuestas que recogen hábitos de consumo de la población entre 14 y 18 años muestran una cierta estabilidad», siendo el alcohol la sustancia adictiva más frecuente y la percibida como de menor riesgo, y en unos niveles de consumo «que no se ha modificado de forma ostensible», según Goti.

Solo se ha observado en los últimos años que la tendencia al consumo que se conoce como «de atracón» (más de 5 unidades en poco espacio de tiempo) se ha incrementado en las mujeres en las edades más tempranas, y en cambio esto se invierte a mayor edad y pasan a ser los hombres los que tienen esta conducta.

Para revertir esta situación del alcoholismo entre menores «no hay que inventar nada nuevo», ha destacado por su parte el vicepresidente de Socidrogalcohol, Hugo López.

El especialista señala tres medidas que se han demostrado efectivas en otros países: encarecer vía impuestos el alcohol o fijando un precio mínimo por gramo; limitar la publicidad directa o indirecta; y disminuir la accesibilidad, solo ofertando estas bebidas «en tiendas determinadas y con horarios determinados».

Por su parte, Yoana Monzonís, socióloga que trabaja en unidades de prevención de conductas adictivas en la Comunitat Valenciana, ha destacado que, como a la hora de afrontar el problema del «botellón» solo se tiene en cuenta el incivismo, se actúa de forma «muy represiva» y «criminalizando» a los adolescentes.

Pero estos jóvenes, al final, están imitando lo que ven en los adultos, en un país como España donde la población de todas las edades asocia el consumo de alcohol a la fiesta, ha remarcado la experta.

Tampoco se tiene en cuenta la «presión» que sufren los adolescentes cuando van a un «botellón» en el sentido de «tener que actuar como el resto porque es lo que toca para interrelacionarse», lo que lleva a un consumo descontrolado.

Además, prosigue Monzonís, se ha situado en el imaginario colectivo la idea de «año perdido» por la covid, lo que hace que los padres sean más permisivos con sus hijos a la hora de salir e ir a «botellones» y que haya un entorno que les anime a divertirse de esta manera.

Pero, según la socióloga, este relato de año perdido «no es cierto» porque, pese a las situaciones difíciles de la pandemia, muchos jóvenes también han podido gozar de «espacios de familia y enriquecedores» que les han podido aportar experiencias positivas y sin necesidad de beber, ha concluido Monzonís.

Según los expertos, durante el confinamiento solo se incrementó el consumo de alcohol en personas que ya eran vulnerables y, en los próximos tiempos de la postpandemia, habrá que estar atentos a si la ola de problemas de salud mental se traduce en un aumento de las adiciones.

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