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Medio Ambiente

La huella de carbono del 1% más rico es 30 veces más alta que la que marca el Acuerdo de París

Oxfam Intermón critica que «una pequeña élite» tiene «vía libre para contaminar todo aquello que quiera»

Barcelona con el Camp Nou en primero plano y el puerto de fondo en niebla por polución en el fondo.

'episodio de alta contaminación por partículas, polvo, niebla, poluciónACN

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La huella de carbono del 1% más rico de la población será 30 veces más alta que la que marca el Acuerdo de París para limitar el calentamiento global a 1,5 grados en el 2030, según un estudio de Oxfam Intermón. La entidad ve «insuficientes» los compromisos actuales para cumplir el acuerdo y alerta que habría que rebajar la emisión media por habitante a 2,3 toneladas de CO2, la mitad de ahora. El estudio, basado en investigaciones de l'Institute for European Environmental Policy (IEEP) y el Stockholm Environment Institute (SEI), hace una estimación de cómo los compromisos de los gobiernos afectarán a las huellas de carbono de las personas más ricas y más pobres del planeta. En este sentido calcula que la huella del 50% más pobre será «muy inferior» a la del 1% más rico.
El informe analiza las emisiones de la población global y los diferentes grupos de ingresos como si fueran un país único y concluye que en el 2030 la mitad más pobre de la población mundial seguirá produciendo emisiones muy por debajo de los niveles requeridos para que la temperatura del planeta no suba más de 1,5 grados. En cambio, las emisiones del 1% y el 10% más ricos serán 30 y 9 veces superiores a los niveles requeridos, respectivamente. Así, y según este estudio, una persona del 1% más rico tendría que reducir las emisiones actuales en torno a un 97% para poder conseguir el nivel de emisiones requerido.

Con todo, y como muestra que el Acuerdo de París del 2015 «sí que está teniendo algún impacto», Oxfam Intermón prevé que para el año 2030 el 40% restante de la población reduzca las emisiones un 9% en relación al año de aquel acuerdo. Se trata, afirma la entidad, de un cambio «importando» para un grupo formado principalmente por habitantes de países de renta media como China y Sudáfrica, donde se registró el incremento de emisiones per cápita más rápido entre 1990 y en el 2015.

Si en lugar de las emisiones per cápita se coge como parámetro el total de emisiones global, para el año 2030 el 1% más rico de la población será responsable del 16% del CO2 que se asomará a la atmósfera. El año 1990 producía el 13%, y en el 2015 el 16%. Oxfam Intermón prevé que el total de emisiones de sólo el 10% más rico superará en el 2030 el nivel necesario para alcanzar el objetivo de 1,5 grados, independientemente de lo que haga el 90% restante de la población mundial.

Jacobo Ocharán, responsable de la iniciativa Climática de Oxfam Intermón, señala que «las emisiones que genera el vuelo de un milmilionari en el espacio superan las que producirán una de las mil millones de personas más pobres del planeta durante toda la vida». Critica, en este sentido, que «una pequeña élite tiene vía libre para contaminar todo aquello que quiera» y alerta que estas emisiones «enormes» son «la causa de los fenómenos meteorológicos extremos» de que se producen por todo el mundo y que «ponen en peligro» el objetivo global de limitar el calentamiento del planeta.

También se prevé que la distribución geográfica de esta desigualdad en las emisiones cambiará próximamente, ya que una proporción mayor de las emisiones que generan el 1% y el 10% más ricos del planeta provendrá de países de renta media. Así, para el año 2030, ciudadanos chinos serán responsables de casi una cuarta parte (23%) de las emisiones del 1% más rico, frente al 19% y el 11% de norteamericanos e indios, respectivamente.

Tim Gore, autor del informe afirma que «la brecha a las emisiones para mantener vivo el objetivo del Acuerdo de París» es un «reflejo» de «el exceso de emisiones de una pequeña élite, la más rica del planeta». Por eso pide a los gobiernos que dirijan sus medidas a esta élite, tanto para limitar las emisiones generadas por artículos y servicios de lujo como megayates, jets privados y viajes al espacio, como para poner freno a «inversiones intensivas en carbono» como, por ejemplo, la adquisición de acciones de compañías de combustibles fósiles.

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