Las vacunas de Pfizer y Moderna pueden generar anticuerpos que provocan falsos positivos de covid
Un estudio de ISGlobal alerta de que se pueden sobreestimar el número de infecciones en personas vacunadas
Desde el inicio de la pandemia, Dobaño y su equipo han estado siguiendo de cerca la producción y duración de anticuerpos contra diferentes antígenos virales en dos cohortes de personal sanitario en Cataluña (SeroCov y CoviCatCentral). En este estudio, realizado en colaboración con el InstitutCatalà de la Salut Catalunya Central, describen un hallazgo inesperado: las vacunas en base de ARNm (Pfizer-BioNTech o Moderna) inducen la producción de anticuerpos que no sólo reconocen la proteína Spike, sino que también pueden reconocer una región de la proteína N (la región C terminal) del SARS-CoV- 2.
El equipo investigador observó que, después de la vacunación, se daba un aumento significativo de anticuerpos IgG capaces de reconocer el fragmento C terminal de la proteína N en un porcentaje considerable de casos (en el 36% de personas que recibieron la vacuna de Moderna, y el 13% de personas que recibieron la de Pfizer). La vacuna de Moderna también indujo un aumento de anticuerpos capaces de reconocer la proteína N entera, aunque en un menor porcentaje de personas. «Este fenómeno no parece deberse a una reactivación de la inmunidad adquirida previamente por una infección, ya que se observó tanto en personas con infección previa como en personas que no habían sido infectadas», explica Gemma Moncunill, autora sénior del estudio.
La hipótesis más probable, según las investigadoras, es que la vacunación con Spike puede inducir anticuerpos con reactividad cruzada hacia el fragmento C terminal de la proteína N.
Estos resultados son relevantes a nivel de salud pública, ya que se ha propuesto usar la proteína N para detectar infecciones en personas vacunadas. «Eso podría resultar en una sobreestimación de fallos vacunales, ya que un porcentaje considerable de casos se clasificarían equivocadamente como infecciones asintomáticas», explica Dobaño. En consecuencia, se subestimaría la efectividad de la vacuna enfrente de infecciones. Las autoras concluyen que la proteína N (o en todo caso, el fragmento C terminal) no es una buena candidata para detectar fallos vacunales, y que lo mejor es usar una combinación de múltiples antígenos virales. Eso permitirá una mejor evaluación de la efectividad de las vacunas.