La vacuna contra la covid: ¿Cómo se ha podido desarrollar en menos de un año?
Las cinco claves para entender la rapidez de la hazaña científica de la vacuna
Sanidad distribuye este lunes 1,7 millones de dosis de la vacuna de Pfizer
A principios de marzo del año 2020 la pandemia de la covid-19 que ha transformado el mundo se ponía sobre la mesa de los gobiernos del mundo con la gran incógnita sobre las dimensiones que tendría la crisis sanitaria. El dos de marzo en España sólo se habían detectado 120 casos, dos focos de contagio y ningún muerto, una semana después las cifras se disparaban teniendo que pasar al confinamiento estricto.
Hoy hace un año que llegaron las primeras vacunas contra la covid-19, un fármaco desarrollado en tiempo récord que ha generado muchas dudas a causa de esta rapidez. ¿Cómo puede ser que después de 30 años de investigación por encontrar un vacuna contra el VIH no tengamos ninguna vaccinia efectiva, y, en cambio, contra la covid-19 los científicos hayan podido encontrar una vacuna? Son cinco los elementos claves que dan respuesta a este interrogante.
En primer lugar, el primer SARS se está investigando desde el año 2003. Los científicos sabían cuál era la proteína que se tenía que atacar y ya se conocía el diseño estructural. De hecho, ya se habían desarrollado vacunas contra un anterior coronavirus, vacunas que no se tuvieron que utilizar porque desaparecieron y no se convirtieron en virus pandémicos.
Las vacunas de ARN mensajero (Pfizer y Moderna) hace 60 años que se están estudiando. Lo mismo pasa con las vaccinias basadas en adenovirus (AstraZeneca y Janssen). Por lo tanto, no se trata de un tipo medicación que haya aparecido de la noche a la mañana.
Como la pandemia ha afectado al mundo entero, los gobiernos han dado un apoyo financiero total a los científicos. Por ejemplo, Moderna recibió 1.000 millones del gobierno de los EE.UU., BioNTech recibió 483 del gobierno de Alemania, Oxford/AstraZeneca más de 1.000 millones de euros del gobierno británico. Pfizer, en cambio, trabajó en red y sin una financiación pública, pero los gobiernos aseguraron centenares de millones de euros en contratos de compra de la vaccinia desarrollada.
La apuesta de las nuevas compañías biotecnológicas también es clave, algunas de ellas como Moderna o BioNTech apostaron hace años por la tecnología del ARN mensajero a pesar del escepticismo que creaba entonces.
El último punto clave es que la pandemia se ha alargado en el tiempo, por este motivo los investigadores pudieron reclutar miles de voluntarios y, sobre todo, en el desarrollo de una vacuna es primordial el número de contagios: cuantos más hayan, más datos obtienen los investigadores, por lo tanto, pueden medir la eficacia del fármaco con más facilidad.