Salud
Estas son las enfermedades que no desaparecerán aunque haya vacuna
Sólo unas pocas se consideran completamente erradicables según la OMS, y la covid no está a la lista
Tenemos vacunas contra muchas enfermedades, pero hasta ahora, en la historia de la humanidad, sólo hemos conseguido erradicar una: la viruela (entendiendo por erradicar el significado técnico del término tal y como lo recoge la OMS, que es reducir a cero su prevalencia en la población mundial de huéspedes).
Como es lógico, no es sencillo borrar por completo una enfermedad del mapa, y en algunos casos puede que estemos en el buen camino: la OMS considera que la poliomielitis, la dracunculiasis y el pian son erradicables, y tiene en marcha planes operativos para ello. Por su parte, la ITFDE (International Task Force for Disease Erradication, una organización fundada en el seno del Carter Center y apoyada por la fundación Bill & Melinda Gates) es más ambiciosa y se marca siete objetivos que considera posibles: la poliomielitis, la dracunculiasis, el sarampión, la parotiditis, la rubeola, la elefantiasis y la cisticercosis.
Las enfermedades que no se irán
Sin embargo, hay algunas enfermedades que nunca serán erradicables. Para empezar, hay que descartar todas las que sean de origen no infeccioso: genéticas, autoinmunes, tumorales...
Tampoco todas las infecciosas son erradicables. Para que se considere que lo son, deben cumplir una serie de requisitos, recogidos por la OMS de la siguiente manera:
1.-No deben existir reservorios no humanos: los seres humanos deben ser fundamentales para el microorganismo, que no tendría en este caso otros reservorios y no se multiplicaría en el ambiente (cuando nos referimos a enfermedades animales, se aplicaría a la especie o especies afectadas por la enfermedad).
2.-Deben existir medios prácticos de diagnóstico con suficiente sensibilidad y especificidad para detectar aquellos niveles de infección que conduzcan a la transmisión de la enfermedad.
3.-Debe existir una estrategia eficaz de intervención y dispensación, capaz de interrumpir la transmisión del organismo.
Teniendo esto en cuenta, podemos descartar muchas de ellas. El SARS-CoV-2, enfermedad causante de la actual pandemia de covid-19, no cumple ninguno de los dos primeros criterios, y está por ver que se cumpla el tercero.
Otros ejemplos incluyen fiebres tropicales como el dengue, fiebres hemorrágicas como la fiebre del Nilo Occidental o el ébola, el VIH, la gripe, la rabia, los sapovirus o los rinovirus.
No todo es la erradicación
Sin embargo, la erradicación de una enfermedad no es siempre la meta de las estrategias de salud pública. Aunque desde luego es un objetivo deseable siempre que sea posible, en ocasiones es más importante lograr otros hitos.
Por ejemplo, sí que ha sido posible eliminar muchos padecimientos en determinados territorios, o reducir al mínimo su incidencia en humanos (como se ha logrado con la rabia en Europa). Es por esto que se sigue interviniendo desde el ámbito de la salud pública en el control de la transmisión y la incidencia de determinadas enfermedades.
En otros casos, es posible reducir en gran medida la gravedad que tiene la enfermedad en los propios infectados, algo que parece que sí que estamos consiguiendo (en los países de rentas altas que han podido acceder a los sueros, al menos) con la covid-19. En este camino es fundamental la vacunación como herramienta de inmunización de la población, junto con una disponibilidad suficiente de tratamientos y cuidados para los pacientes.