El coronavirus quita 25.000 vidas en 680 días en Cataluña, una media de 36 al día
Ni les previsiones más pesimistas de los epidemiólogos preveían el 6 de marzo de 2020, cuando se registró la primera víctima oficial de covid en Cataluña, que 680 días después se superarían los 25.000 fallecidos por el coronavirus SARS-CoV-2, exactamente 25.002 a día de hoy según los datos oficiales de Salud.
Más de 25.000 fallecidos oficiales, que probablemente son más porque en el inicio de la epidemia muchos óbitos se atribuyeron a la gripe, a neumonías y a otras patologías ya que aún no se había detectado que circulaba la primera variante alfa de un virus que ha causado la mayor pandemia mundial desde la gripe española a principios del siglo XX.
Esta cifra de fallecimientos ha llegado tras una primera ola que sorprendió a todo el mundo, con un máximo de 417 muertos en Cataluña en un solo día, el 30 de marzo de 2020, cuando se tuvieron que improvisar cientos de camas de UCI -más de 1.500- y muchos ancianos de residencias con pocas esperanzas de sobrevivir fueron descartados de ser sometidos a tratamientos invasivos como la intubación.
En aquella primera ola, durante más de dos semanas, hubo más de 300 fallecimientos diarios por la covid en Cataluña: el equivalente a los pasajeros de dos aviones que se estrellaran cada día.
Alguien podría decir que 25.000 fallecidos representan apenas un 0,33 % de los 7,5 millones de catalanes, pero desde la Guerra Civil no ha habido en Cataluña una mortandad tan grande, que incluso ha hecho disminuir por primera vez en décadas la edad de esperanza de vida y decrecer el número de mayores de 80 años.
Aunque la variante ómicron, causante de la explosiva sexta ola de la pandemia, origina una infección más leve, en los últimos siete días se han registrado 189 fallecimientos por covid en Cataluña y hay más de 500 personas en las UCI, un 20 % de las cuales podrían no superar la gravedad de la enfermedad. No son cifras baladíes.
La vacunación ha hecho que, pese a que esta sexta ola ha batido todos los récords de contagios, con más de 177.000 en la última semana y más de 25.000 diarios de media confirmados por test de antígenos o PCR en Cataluña, la mortandad ha sido proporcionalmente mucho menor que en las anteriores olas.
Una persona de 70 años sin vacunar que ingresó el día de Navidad en la UCI del Hospital Clínic y que ha superado el riesgo de morir gracias a los profesionales sanitarios reconoció ayer mismo que había cometido un error al no vacunarse, arrepentido por el «horror» que ha vivido estos días tras ser intubado.
El contador oficial de fallecidos por covid en Cataluña, la fría cifra que cada mañana actualiza el Departamento de Salud, seguirá aumentando, probablemente de manera más lenta en los próximos días, pero no deja de esconder el sufrimiento de muchas familias, más aún de las que en la primera ola no pudieron despedirse presencialmente de sus seres queridos.
Solo las personas que han pasado por una covid grave saben el padecimiento de una enfermedad que en muchos casos deja secuelas, como la pandemia, que además de los fríos números de fallecidos, también dejará cicatrices en forma de más situaciones de pobreza extrema, de más problemas de salud mental, de cansancio supremo entre los profesionales sociosanitarios y de una enorme lista de espera en la sanidad pública.