Un grupo de expertos identifican cuál es el mejor método para retener más información
La clave que mejoraría la capacidad de estudio tiene relación con los horarios naturales del sueño
Quedarse levantados hasta tarde para estudiar se ha convertido en una práctica común para los estudiantes de colegio, instituto y universidad. Sin embargo, este método podría, en realidad, ser perjudicial para su propio rendimiento académico.
Así se deduce de los resultados de una investigación llevada a cabo conjuntamente por investigadores de la Universidad de Brown (Estados Unidos) y del centro RIKEN de Ciencias del Cerebro (Japón), publicados en el medio especializado The Journal of Neuroscience.
Concretamente, el artículo explica que el sueño ayuda a las personas a 'absorber' el conocimiento obtenido durante la vigilia a través de un proceso específicamente centrado en el aprendizaje; es decir, que cuanto más duerme una persona, más tiempo tiene su cerebro para procesar conocimiento y habilidades aprendidos cuando está despierta. Con todo, es también importante que el horario del sueño se ajuste a los ritmos naturales de la persona para que este proceso se dé adecuadamente.
Lo cierto es que ya se sabía que el sueño cumple un papel fundamental en el proceso de adquisición de conocimientos, pero existen varias explicaciones contradictorias sobre cuál es la naturaleza de dicho papel.
Para investigar esta cuestión, los autores reclutaron dos grupos de personas y les propusieron una tarea de aprendizaje perceptual visual llamada 'tarea de discriminación de texturas'.
En el primer grupo, se realizó un test a los participantes antes de la tarea, luego la efectuaron, se les sometió a un segundo test, se les permitió dormir una siesta de 90 minutos y se les volvió a practicar el test.
En el segundo, el experimento se estructuró horariamente de manera diferente, de forma que se producía una interferencia entre el aprendizaje y el ritmo circadiano (el 'reloj' biológico que marca la alternancia entre el sueño y la vigilia en base a factores ambientales como la luz).
Lo que encontraron es que los participantes del primer grupo mostraban mejor rendimiento en los test después de la siesta, mientras que los del segundo grupo no marcaban resultados más altos.
Además, monitorizando la actividad cerebral de los participantes mientras dormían, comprobaron que existía un patrón que se relacionaba claramente con el proceso de aprendizaje (con mayor intensidad en los miembros del primer grupo).
La conclusión que extraen en base a esta evidencia es que, si bien el sueño después de la tarea puede ayudar a procesar e interiorizar lo aprendido, esto sólo es así si el sueño está en consonancia con los ritmos naturales del cuerpo.
Todo esto lleva a los investigadores a sugerir cambios de horario en las instituciones educativas, de manera que se logre que los estudiantes terminen más pronto de estudiar y puedan dormir en el horario adecuado.
Mientras esto no suceda, no obstante, según este modelo resultaría más eficiente irse a dormir más temprano, de manera más o menos coincidente con la luz solar, y levantarse antes (de nuevo, con la luz solar) para ajustar los horarios de estudio a los ritmos circadianos.