Margarita del Val y Fernando Simón avisan sobre cómo llegará la próxima pandemia
Los dos expertos participaron en la Cumbre Internacional sobre gestión de pandemias
La viróloga Margarita del Val y el epidemiólogo Fernando Simón son dos de los rostros más conocidos de la pandemia del coronavirus en España. Esta semana, la investigadora del CSIC y el director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias del Ministerio de Sanidad han participado en la I Cumbre Internacional sobre Gestión de Pandemias celebrada en Valencia, donde han dado una serie de pinceladas sobre cómo será la próxima crisis sanitaria.
«Ahora mismo no se puede pensar en una próxima pandemia causada por algo que se transmita por el agua ni por los alimentos, porque serían una epidemia local, sin embargo, nos puede volver otra por el aire», ha advertido la inmunóloga.
En este sentido, ha puesto un ejemplo de lo ocurrido en el pasado, para tomar nota en el presente y futuro: «En el siglo XIX se aprendió con las epidemias del cólera que el agua de beber tiene que estar perfectamente separada de las aguas residuales y que al potabilizar el agua se evitan muertes y se ha elevado la esperanza de vida».
Ahora, el SARS-CoV-2 ha demostrado que el mecanismo de trasmisión es por el aire y hay que aprender de esta enseñanza: «Hay que limpiar el aire». Sin embargo, ha lamentado que se construyen edificios «cada vez más inteligentes para ahorrar energía, pero cada vez menos saludables para la trasmisión de enfermedades respiratorias».
Por ello, ha insistido en que se debe lograr «un aire más limpio» con la instalación generalizada de medidores de CO2 que permitan saber cuándo hay riesgo de contagio como han hecho en los colegios y en las universidades. Por ello, ha reclamado una normativa estatal para garantizar un aire limpio que además evitaría tener que abrir permanentemente las ventanas con el consiguiente gasto energético.
Asimismo, Del Val ha recalcado que este aire limpio debe ser un derecho exigible: «Que yo no tenga que filtrar mi aire cuando lo tengo que respirar, al igual que no filtro mi agua cuando la tengo que beber. Si no comparto mi vaso de agua con todo el mundo en un restaurante, tampoco tengo que compartir mi aire con todos los que están en una habitación cerrada», ha defendido.
Por su parte, el director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias, Fernando Simón, ha señalado que la Covid ha demostrado que hay que estar ya preparado para hacer frente a una nueva crisis mediante una respuesta coordinada global y que España se prepare con un sistema único sanitario, planes con un enfoque multisectorial y delimitar con claridad la toma de decisiones.
En ese sentido, ha señalado que la respuesta a esta pandemia «no empezó de cero», ya que se contaba con la experiencia previa de los brotes sanitarios de los primeros 20 años del siglo XXI, como el SARS-CoV-1 o la salmonelosis. «Estábamos preparados para situaciones similares, pero no para la magnitud del SARS-CoV-2», ha reconocido.
Simón ha relatado que si hasta ahora estábamos acostumbrados a crisis a corto plazo y a nivel local o pandemias que se lograron controlar en las etapas iniciales, de la covid hemos aprendido que se requiere una respuesta global y una gestión a largo plazo porque «no tratamos con pocas personas, sino con toda la población, y la población tiene sus límites a la hora de soportar las restricciones».
Así, debemos «pensar a nivel global» y estar «preparados para la siguiente pandemia porque no sabemos cuándo, pero vendrá». No obstante, ha destacado que ya se ha interiorizado que las crisis sanitarias «no son una cuestión únicamente sanitaria», sino que afectan a todas las áreas y por ello requieren un enfoque multisectorial, aunque la gestión prevalente debe acordarse desde el paraguas de los criterios sanitarios. Sin embargo, el primer error con la Covid fue no «entender que la salud es responsabilidad de todos y no solo del sanitario». Asimismo, Simón ha recalcado que afrontar una pandemia precisa de información actualizada para readaptar los planes de actuación—ha contado cómo tuvieron que aplicar decisiones en la primera ola sin saber el número de casos reales— y ello implica una coordinación y legislaciones internacionales para actuar «rápido y con fortaleza».
El epidemiólogo ha apuntado que junto a la información es «clave» también la comunicación, harecalcado que las opiniones «no son informaciones científicas» y que todas las acciones basadas en la ciencia se deben revisar la luz de una nueva evidencia. En el plano sanitario, la Covid ha revelado, asimismo, que se requiere un sistema sanitario único y unido —la atención primaria, que es la puerta a la sociedad; la atención hospitalaria y la salud pública— y ha lamentado que hasta la fecha no han trabajado codo con codo como deberían.
Por último, ha reclamado un plan nacional que determine en situaciones de crisis, aunque haya opiniones distintas, «quién debe tomar las decisiones y establecer claramente quién está a cargo de qué» y en ese sentido ha aplaudido la aplicación del Estado de Alarma.
«Muchos dirán que no estábamos preparados y que no lo hemos hecho bien, pero si hace cien años la gripe española de 1918 causó 50 millones de muertes en una población mundial de 1.500 millones, la Covid se calcula que ha provocado 6 millones de decesos en una población de 700.000 millones», ha señalado.
Estas cifras, ha insistido, demuestran que «sí que hemos aprendido y que estamos mucho mejor preparados», ha zanjado.