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Investigación

Detectan 2.561 genes que ofrecen resistencia a algunos de los antibióticos más utilizados

El estudio internacional cuenta con la participación de un investigador del CREAF y el CSIC

Imagen de archivo de unos antibióticos

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Un estudio internacional con participación de un investigador del CREAF y el CSIC ha detectado 2.561 genes que confieren resistencia colectiva a algunos de los antibióticos más utilizados. Esta resistencia es uno de los desafíos para el sistema sanitario. Los genes detectados confieren colectivamente resistencia a 24 tipos de antibióticos. El estudio concluye que el 23,78% de estos genes suponen un riesgo para la salud humana por la resistencia en múltiples fármacos. Casi la mitad de estos genes tienen presencia simultáneamente en varios hábitats, sobre todo los genes que confieren resistencia en algunos de los antibióticos más utilizados actualmente.

Sin embargo, la distribución global de los genes resistentes es relevante pero insuficiente para evaluar el riesgo sanitario que suponen.

Uno de los objetivos de la investigación ha sido cuantificar y estandarizar las amenazas de la resistencia en los antibióticos en todo el mundo, con el objetivo de mejorar la toma de decisiones en las políticas sanitarias públicas. El grupo de especialistas asegura que vigilar el riesgo que suponen los genes resistentes a antibióticos (GRA) tendría que ser una prioridad de cooperación mundial.

El estudio ha sido impulsado por un equipo internacional donde se incluye el investigador del CREAF y del CSIC Josep Peñuelas y está liderado por el investigador Haifeng Qian de la Zhejiang University of Technology Zhejiang (China). El estudio ha analizado 4.572 muestras de seis hábitats diferentes.

Peñuelas apunta que la resistencia a los antibióticos es una evidencia más del «drástico» cambio que está experimentando la microbiota humana en todo el mundo.

La actividad humana, principal diseminadora

Los resultados apuntan que la actividad humana es la diseminadora principal de los genes resistentes a antibióticos, a causa del uso frecuente e intensivo de este tipo de medicamento para combatir infecciones bacterianas, tanto en medicina como en ganadería. Ahora bien, los investigadores apuntan que la resistencia en sí misma no la provoca la actividad humana actual, ya que los GRA existían antes de la era de los antibióticos y ya se habían detectado en excrementos humanos del Paleolítico y en el permagel. El gran aumento actual de estos genes se atribuye a su transmisión mediante virus (transducción), ADN libre (transformación), conexiones entre bacterias (conjugación) y plasmidios (moléculas de ADN que se replican de manera autónoma).

Entre todos los genes identificados, los que se han encontrado en mayor cantidad son de origen humano y, en especial, los del sistema digestivo y la piel de las personas. Estos genes se encuentran en el organismo humano, en gran parte en la microbiota sana. Esta presencia no produce inconvenientes de salud a las personas sanas pero se convierte en una señal de alarma cuando la persona se pone enferma.

Por otra parte, se ha examinado la presencia de estos genes en los océanos de todo el mundo. Con una nueva técnica se ha realizado un mapa global sobre los riesgos que supone para la salud humana la presencia de genes resistentes a antibióticos en los hábitats marinos globales, con una precisión estimada superior al 75%. El estudio no determina la procedencia de estos genes presentes en las aguas marinas, si bien supone un reflejo de la actividad humana y animal a la tierra. Por eso, se puede decir que los océanos se convierten en centinelas de la actividad terrestre vinculada a genes resistentes a antibióticos.

Los resultados muestran que las zonas marinas próximas a Brasil y a África registran más riesgo de genes resistentes a antibióticos. Además, la comparación entre océanos indica que las amenazas de resistencia a los antibióticos en el Pacífico y el Atlántico son mayores que en el resto.

El estudio no ha podido replicar este mapa para los hábitats terrestres, a causa de la distribución desigual de las muestras y la falta de metadatos sobre las propiedades originales del suelo. Sí se han evaluado muestras de suelo y suelo profundo con los cuales los humanos han estado en contacto, y se ha detectado transferencia horizontal de genes resistentes a antibióticos entre personas, animales y agua dulce.

Así, el artículo demuestra la transferencia horizontal de los genes resistentes a antibióticos a través de bacterias y ADN entre humanos, ganado, agua dulce y tierras con las que están en contacto. Este viaje de ida y vuelta de genes resistentes a antibióticos se está intensificando.

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