Una física i un programador creen peces que purifiquen l'aire
Mónica Gilarranz y Fernando Pérez han creado la marca Greener, trabajando con un compuesto que descompone gases tóxicos
Tras estudiar Física, Mónica Gilarranz pensó que le gustaría contribuir a mejorar el mundo, lo que le llevó a aventurarse en la moda junto a Fernando Pérez, experto en inteligencia artificial, y crear prendas que purifican el aire «a través de un compuesto que descompone los gases tóxicos», explican.
La capacidad fotocatalítica de los tejidos con los que se confeccionan las prendas de la marca que han creado, Greener, ha sido avalada en un informe de 2020 del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) consultado por Efe, mientras que el instituto de microbiología valenciano ha comprobado que son virucidas y antibacterianos.
«Cuando el aire entra en contacto con los tejidos, estos transforman y descomponen los gases de efecto invernadero», explica la joven de 25 años a Efe sobre el compuesto enzimático que impregnan en sus prendas.
«Me matriculé en Física porque quería conocer cómo funcionaba el mundo. Cuando estudié la carrera me di cuenta de que quería salvarlo y no simplemente conocerlo», dice Gilarranz, que encuentra en la moda una forma de invitar a los demás a ser más sostenibles con un gesto tan sencillo como vestirse.
Es este motivo por el que apuestan por la moda: «Nosotros tratamos de generar impacto mínimo, pero queríamos ayudar a los demás a hacerlo. Decidimos crear algo que ayudara al medioambiente y que tuviera todo el mundo. Y seas quien seas, te vistes cada mañana», recalca Pérez, de 27 años, que también proviene de un ámbito externo a la moda, el de la inteligencia artificial.
La clave de las prendas Greener reside, precisamente, en que no necesitan cuidados especiales de conservación, únicamente y de forma preferible, ser lavadas utilizando un programa delicado. ¿El objetivo? Que ser sostenible no cueste ningún esfuerzo al consumidor. «Al final nuestros clientes son como árboles, van por la calle depurando el aire», aseguran.
La idea, que según detalla Pérez les llegó «en un paseo por la playa», desembocó en un trabajo frenético. Tras dos meses encerrados en el laboratorio haciendo pruebas, dieron con la formulación necesaria para impregnar en sus prendas y conseguir el efecto deseado, el de depurar gases nocivos (CO2, NOx y COV).
«No es muy común tener microscopio en casa, pero a través de esta lente puede verse actuar el compuesto en las prendas», dicen conscientes de que este tipo de soluciones suelen levantar escepticismo. Por eso también se han encargado de hacerse con el OEKO-TEX Eco Passport, que garantiza que el compuesto es efectivo y no daña la salud.
Sobre algodón orgánico 100 % y poliéster reciclado, las prendas reciben este tratamiento purificador, que guardan bajo llave conscientes de su importancia. «Este tratamiento potencia su efecto al exponer las prendas a la luz solar», indican sobre el compuesto que aplican en sus prendas: sudaderas, camisetas y pantalones de diversos cortes.