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La sumisión química, un abuso que la mayoría a veces proviene del entorno próximo de la víctima

Actualmente el 33% de las agresions sexuales que se registran tienen como trasfondo el uso de sustancias químicas por anular la voluntad de la persona

Las sustancias químicas a menudo se administran ammb bebidas.

La sumisión química, un abuso que la mayoría a veces proviene del entorno próximo de la víctimaPixabay

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Conocidos de entornos cercanos a la víctima están implicados en el 80 % de las sumisiones químicas que se registran en España, una práctica en aumento, que está detrás del 33 % de las agresiones sexuales de los últimos 5 años y que no siempre sale a la luz, ya que un resultado analítico negativo no descarta que se haya producido.

Es una de las advertencias que el Ministerio de Justicia ha incluido en su «Guía de buenas prácticas para la actuación forense ante la víctima de un delito facilitado por sustancias psicoactivas: intervención ante la sospecha de sumisión química», elaborada para ayudar a los expertos a mejorar sus investigaciones en casos de delitos sexuales y en concreto los cometidos bajo la acción de sustancias.

Un manual que recomienda implantar un procedimiento de actuación normalizado y homogéneo en los centros de salud ante la sospecha de sumisión química que incorpore los aspectos médico legales para que la intervención médico-forense sea lo más precoz posible.

SIN PROTOCOLO NACIONAL

Por ahora no hay un protocolo nacional, tan solo uno de atención a la violencia sexual que dedica un apartado a la exploración de la sumisión química, según explica a Efe Luisa García, del hospital Clínic de Barcelona.

«Muchas veces la víctima no sabe lo que ha pasado. Se presenta en urgencias y explica lo que cree recordar, ya que normalmente hay una amnesia. Se puede haber despertado en un lugar al que no sabe cómo ha llegado y muchas veces con indicadores de que ha habido algún contacto sexual sin que ella tenga consciencia», detalla la doctora.

Con ese relato «es posible que los sanitarios identifiquen que puede haber sido sometida a una agresión sexual bajo los efectos de una sustancia», señala García, por lo que, en su caso, se activa el protocolo general del Clínic para los sometimientos químicos y físicos a través de la fuerza o por sumisión psicológica, como puede ser una amenaza o coacción.

Este protocolo establece la recogida de muestras de sangre y orina, así como una prueba de tóxicos y si hay que avisar al forense, este recoge también las pruebas.

UN 35 % MÁS DE ANÁLISIS TOXICOLÓGICOS EN DELITOS SEXUALES

Entre 2018 y 2021 aumentaron en un 35 % las peticiones de investigación en agresiones sexuales al Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses (INTCF), pasando de 734 análisis a 994.

Los datos facilitados a Efe por Justicia indican también que en 2019 se realizaron 948 análisis, mientras que la cifra descendió en 2020 a 698 debido al confinamiento.

SUMISIÓN PROACTIVA U OPORTUNISTA

Una agresión sexual «facilitada por la droga» puede ser proactiva u oportunista.

Según la doctora del Clínic, en el primer caso se administra a la víctima alguna sustancia en la bebida para anular su voluntad, disponer de su cuerpo y abusar de ella sexualmente, mientras que si se trata de una sumisión oportunista se aprovecha la vulnerabilidad de la víctima a causa de alguna sustancia que haya consumido; en una gran mayoría de los casos, alcohol.

CUALQUIER SUSTANCIA QUE DEPRIMA EL SISTEMA NERVIOSO CENTRAL

«No pensemos en sustancias extrañas en nuestro medio, no hay una droga de la violación. Se utiliza cualquiera que deprima el sistema nervioso central, altere el nivel de conciencia y deje a la víctima sin voluntad y sin capacidad de respuesta», destaca García.

La Guía de Justicia especifica que se tratan de sustancias «de acción rápida y corta duración, activas a dosis bajas, fáciles de obtener y de administrar, que produzcan los efectos buscados: amnesia, sedación, alucinaciones y desinhibición».

Según varios estudios realizados en España, el alcohol está presente en un 80 % de los delitos de sumisión química, y el 20 % restante corresponde a las benzodiacepinas, el GHB o éxtasis líquido, la ketamina y de forma muy limitada la burundanga.

Pero la doctora insiste en que los números «pueden dar una idea, pero no son reales», porque el hecho de que las sustancias «no aparezcan en sangre no quiere decir que no hayan estado. Algunas desaparecen muy pronto del organismo».

CONOCIDOS DETRÁS DE UN 80 % DE LAS SUMISIONES QUÍMICAS.

A pesar de que en el imaginario social existe la creencia de que la mayor parte de los sometimientos con sustancias los realizan desconocidos, Inmaculada Moreno, psicóloga de la AsociaciónAMUVI(especializada en la atención de mujeres víctimas de agresiones sexuales), asegura que no es así.

«Tanto en casos de sumisión química como en abusos y agresiones sexuales, en el 80 % están implicados conocidos», alerta Moreno, al referirse a prácticas que se realizan en fiestas o en salidas de ocio.

MÁS DE CINCO MESES PARA CONOCER UN RESULTADO

Con 19 años, Laura (nombre ficticio) tardó más de cinco meses en conocer los resultados de la prueba realizada en el hospital Clínico de Madrid el pasado 25 de enero. Era martes y a través de un ejercicio en clase de teatro se dio cuenta de que «tenía un blanco de ocho horas» de la noche del sábado, en la que había acudido a una fiesta y se había despertado en casa de unos conocidos.

En urgencias ya le advirtieron de que «podía ser muy tarde» para detectar si había alguna sustancia en las muestras de orina y sangre que le recogieron y que enviaron al Instituto de Toxicología en Madrid.

El dictamen con los resultados no estuvo listo hasta el 24 de mayo, fecha en la que el Instituto lo remitió al hospital, pero Laura tardó aún un mes en conocerlo. «Solo hay una consulta mensual de sumisión química a finales de cada mes», le explicaron cuando preguntó por el resultado de sus pruebas.

El dictamen fue negativo. No aparecieron tóxicos ni en sangre ni orina. Pese a ello, el facultativo le dijo que había pasado mucho tiempo entre la fiesta y la toma de muestras (casi 72 horas), lo que no les permitía descartar la administración de drogas.

Se cerraban así, «con un negativo no concluyente», más de cinco meses de angustia y ansiedad para Laura intentando recordar algo sobre una noche que también quería olvidar para borrar «la asquerosa sensación de poder haber sido drogada sin saberlo».

ACUDIR PRONTO A UN HOSPITAL

Para evitar los resultados no concluyentes, tanto Justicia como el Instituto instan a la víctima a acudir al hospital lo más pronto posible ante la sospecha de una sumisión química.

Y para facilitar y acelerar la labor de los investigadores, Justicia ha anunciado el desarrollo de un kit de muestras para análisis toxicológicos en casos de sumisión química, así como una inversión de 4 millones de euros en 2022 para la adquisición de nuevos equipos analíticos.

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