Economía
El impuesto de patrimonio pierde popularidad en Europa: sólo lo mantienen España, Noruega y Suiza
Países como Francia tienen otros gravámenes sobre activos concretos, mientras que estados como Alemania estudian recuperarlo
El impuesto de patrimonio ha sido uno de los grandes temas de debate en el Estado durante las últimas semanas, después de que la Junta de Andalucía decidiera suprimirlo para quedarse como Madrid. El presidente andaluz, Juanma Moreno, ha defendido la medida argumentando que serviría para «atraer contribuyentes con rentas más altas» a la comunidad, mientras que ejecutivos como el catalán han acusado a los gobiernos comunitarios del PP de dumping fiscal y de incentivar «una guerra territorial». Si bien el tributo todavía está presente en gran parte del territorio español, en el conjunto de Europa es un gravamen que va perdiendo popularidad. No obstante, son diversos los países que mantienen figuras impositivas similares, las cuales no gravan todo el patrimonio pero sí activos concretos.
Con respecto a Noruega, el país escandinavo aplica una retención del 0,95% a los patrimonios de más de 180.000 euros –un 0,7% es para los ayuntamientos y el 0,25% restante para la administración central- y del 1,1% en los que son superiores a 2,1 millones de euros. El impuesto de patrimonio en Noruega también es centenario, ya que se aplica desde 1892.
La lista de países europeos con impuesto de patrimonio acaba aquí, pero otros estados disponen de figuras impositivas similares que gravan algunos bienes. Francia lo eliminó de forma reciente, en concreto en el 2018 -se llamaba impuesto de solidaridad sobre el capital-, aunque lo sustituyó por un impuesto sobre el patrimonio inmobiliario. En este caso, afecta a particulares que acumulan un patrimonio inmobiliario neto de más de 1,3 millones de euros.
En Italia existe una figura similar, aunque sólo concierne a las personas que tienen activos en el extranjero. En este caso, se aplica una tasa del 0,2% en los activos financieros que los contribuyentes tienen en el exterior y del 0,76% en inmuebles fuera del país.
Bélgica también es un ejemplo de país sin impuesto de patrimonio pero con una figura alternativa, bautizada en este caso como impuesto sobre las cuentas de valor. Impulsado en el año 2021, grava con un 0,15% el capital de aquellos contribuyentes que superan el millón de euros.
Un impuesto que pierde popularidad
El resto de países europeos no disponen de un impuesto de patrimonio o de tasas similares, según apunta un informe publicado el último mes de abril por la organización internacional Tax Foundation. De hecho, otro informe de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) señala que 12 de sus países miembros la aplicaban el año 1990, una cifra que ahora se ha reducido a tres (España, Noruega y Suiza).
En un análisis de la comisión de presupuestos del Parlamento Europeo publicada el año 2021, la Eurocámara atribuye este comportamiento a una competencia fiscal cada vez más fuerte entre estados, a los altos costes administrativos que supone aplicar estos tributos y a la baja recaudación obtenida.
Si bien en Cataluña de momento no está el planteamiento de eliminarlo, el consejero de Economía y Hacienda, Jaume Giró, propuso esta misma semana que el mínimo exento en el impuesto de patrimonio pase de los 500.000 euros actuales a los 700.000 euros.