Energía
El tope del gas supone un ahorro del 15% del precio de la tarifa regulada de luz seis meses después
La medida es insuficiente para las asociaciones de consumidores, que denuncian malas praxis por parte de las energéticas
El tope del gas cumple seis meses en vigor con un ahorro aproximado del 15% para los consumidores de la tarifa regulada de luz. El impacto sobre el usuario ha sido claro pero insuficiente, según avisan a las asociaciones en defensa de los consumidores, de que reclaman que se amplíe el bono social de luz y una exención total del IVA de la factura. En cambio, las empresas eléctricas y gasísticas piden que el mecanismo sea temporal y extraordinario y la intervención del mercado no se alargue más del necesario. El futuro de la excepción ibérica dependerá en gran manera de la evolución de los precios de la energía, que continuarán altos durante el 2023, según compañías y expertos consultados por la ACN.
En España, el mecanismo establece un umbral máximo de precio de venta de electricidad generada con gas a 40 euros/MWh, cosa que ha evitado que el aumento disparado del gas causado por la invasión de Ucrania se extendiera al conjunto el mercado eléctrico. «El éxito del mecanismo no es cuestionable cuando se comparan los precios de la electricidad de los últimos meses del mercado ibérico con respecto a los principales mercados europeos», señala la patronal Sedigas a la ACN, que añade que la medida habría podido ser más efectiva si se hubieran contenido los precios del gas en los mercados internacionales.
En este sentido, profesor de Economía y Finanzas de la UPF-Barcelona School of Management, Joan Anton Ros, explica que «el consumidor ha salido ganando claramente» con la excepción ibérica. En concreto, las fuentes comunitaries consultadas calculan que se ha conseguido reducir en torno a un 15% el precio que pagan los clientes de la tarifa regulada. El precio del mercado mayorista -que no tiene en cuenta la compensación que se paga a las gasísticas- todavía ha bajado más, un 40%. El Ministerio de Transición Ecológica no ha facilitado datos de la evolución de los precios en este medio año.
En cambio, las empresas energéticas han reducido parte de su beneficio, sobre todo las energéticas no fósiles que se beneficiaban de los altos precios a que se pagaba la electricidad generada con gas. «Los beneficios eran espectaculares. El consumo no podía aguantar aquel estirón», reconoce Rubio. En los próximos seis meses, el tope irá creciendo cada mes cinco euros hasta llegar en mayo, cuando el nuevo umbral se fijará en 70; un incremento que el profesor de la UPF-Barcelona School of Management descarta que se note mucho en los bolsillos de los consumidores. «El incremento es mínimo», afirma.
Ahora bien, el experto en finanzas considera que una extensión en el tiempo del tope podría «desincentivar» las energías renovables porque con el sistema anterior aunque no sean rentables pueden seguir haciendo inversiones. «Si las compañías no tienen un margen de beneficios estas inversiones no las hacen y esta transición no se hace», subraya.
Incremento sin precedentes del consumo del gas
Este es el principal reclamo del lobby energético que apuesta por las energías renovables. La asociación de empresas de energía eléctrica (Aelēc), que reúne a los gigantes energéticos Endesa e Iberdrola, reclama a la ACN dejar que el mercado mayorista vuelva a funcionar de forma natural y libre lo más bien mejor.
Para la entidad, la excepción ibérica ha generado una rebaja de precios menor en la esperada y ha provocado un incremento del consumo de gas «sin precedentes» en un momento qué la Unión Europea tiene objetivos ambiciosos de descarbonización y busca deshacerse de la dependencia energética de Rusia. En vez de seguir medidas «tan intervencionistas», las empresas eléctricas reclaman apostar por las energías renovables y por los contratos fijos a largo plazo.
«Se tiene que fomentar el desarrollo de las renovables y que los consumidores se beneficien de la reducción de los costes de estas energías», dice Marta Castro, directora de Regulación d'Aelēc.
Malas praxis
Por otra parte, las entidades en defensa de los consumidores constatan que la rebaja registrada en el precio de la electricidad no es suficiente y reclaman ampliar el bono social de la luz, una excepción total de IVA y más esfuerzo por deshacer el cuello de botella del cambio a las tarifas reguladas, sobre todo en el caso del gas.
La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) también denuncia malas prácticas por parte de las eléctricas a la hora de comercializar las tarifas y poca transparencia en las facturas eléctricas. Así, en el último año, la entidad ha recibido 2.500 reclamaciones relacionadas con la electricidad y 774 con el gas en Cataluña.
Los motivos que encabezan el ranking de quejas son la falta de transparencia a la hora de negociar contratos con bonificaciones, de escoger un producto o facturas incorrectas o incompletas.
«Sin el tope los precios serían más desorbitados, pero el coste de indemnizar a las empresas energéticas ha hecho que hubiera problemas con los consumidores porque muchos clientes del mercado libre no habían sido informados y el precio puede variar mucho», ha dicho la delegada d'OCU en Cataluña, Esther Lorente. «En determinadas compañías no se explica bien la factura y falta transparencia», ha añadido.
Y es que uno de los elementos más visibles para los consumidores de este tope del gas es un nuevo apartado en la factura que indica la compensación que hay que pagar a los productores de gas. En este sentido, la patronal Sedigas apunta que el establecimiento de la compensación hasta el coste real para los generadores de electricidad que utilizan gas natural ha evitado «impactos perjudiciales a medio y largo plazo por la seguridad del suministro» energético.
El tope continuará en vigor hasta mayo, pero el gobierno español ha planteado la posibilidad de alargarlo todo el ejercicio. Uno de los factores claves para determinar el futuro de la medida será la evolución de los precios de la energía. Empresas y expertos consultadas por la ACN coinciden a señalar que durante todo este año 2023 la energía no bajará significativamente. «Todo apunta que en el 2023 los precios de la energía no bajarán. Los países productores no tienen interés en rebajarlos, tienen unos beneficios excepcionales y vienen de la covid, cuando las energías se vendieron muy baratas,» afirma el profesor Ros.
La previsión coincide con la de las empresas gasísticas que representa Sedigas, que descartan recuperar los niveles previos al estallido de la crisis energética, «ni siquiera que se produzca al menos un descenso significativo». Los mercados de futuro de gas siguen señalando precios elevados al menos durante la primera mitad con el TTF –el índice de referencia a Europa- en torno a los 150 euros el megavatio hora. La translación en el mercado eléctrico de estos precios vendrá definido principalmente por la aportación de las renovables, principalmente de la eólica.
La Comisión Europea no prevé restricciones del uso de gas este invierno porque las reservas de los países están al 95%. En cambio, sí que puede haber un «gran problema» en el suministro en el periodo invernal del 2024. De cara a evitar un futuro conflicto, la UE está negociando un tope del gas comunitario, pero, de momento, la propuesta de la Comisión ha generado un rechazo mayoritario entre los estados.
Con este panorama, el escenario energético futuro puede seguir marcado por la volatilidad. En este sentido, fuentes comunitarias consultadas por la ACN recuerdan que, ahora mismo, el continente sólo produce el 15% del gas que consume, y una parte muy importante se utiliza para producir electricidad. A pesar de la reducción del consumo por la guerra de Ucrania, el 7% del gas natural todavía proviene de Rusia.