Las familias catalanas gastan más de 280 euros por alumno en clases particulares o de refuerzo

Las familias catalanas gastan de media 121 euros por alumno en clases particulares de materias curriculares, por encima de los 94 euros de media estatal, según un estudio de Esade. Los datos corresponden al curso 2019-2020 y reflejan también un gasto de 107 alumnos para estudios no reglados de idiomas y 55 paraººº estudios de enseñanzas artísticas no regladas. Con estas cifras Cataluña se sitúa en la parte alta del gasto general, con unos 283 euros de media sumando las tres tipologías -270 en el estado. Con respecto al porcentaje de alumnos que reciben clases particulares o de refuerzo, en Cataluña representan el 48%, prácticamente -47% de media estatal. En el conjunto del estado el gasto fue de 1.700 MEUR.

La «educación en la sombra», como denomina estas clases el informe de Esade, está presente todas las etapas escolares, aunque el volumen más alto de estudiantes se da a la ESO y el bachillerato, donde está por encima del 60%. El gasto medio por curso escolares fue de 270 euros en el curso analizando. La comunidad con la cifra más alta fue la Comunidad de Madrid (350) y la más baja Castilla la Mancha (153).

De cada tres euros gastados en el estado en clases particulares, dos son para ampliar y perfeccionar y uno para reforzar y recuperar. Los idiomas concentran el 46% del gasto en clases particular y son la prioridad número 1 en este gasto. El informe revela también que cuantos más recursos tiene una familia, más gasto hace en clases de idiomas.

Según la titularidad del centro, el gasto en infantil y primaria es similar a las redes públicas y concertadas, e incluso a la privada, tanto respecto a gasto medio por alumno como en el tipo de clases. En cambio, en la ESO y el bachillerato, el gasto por alumno sube un 50% en la concertada respecto a la pública y se triplica en el caso de la privada.

Otra diferencia se observa en el dinero que se destina a las clases particulares de materias curriculares, que es casi inexistente entre las familias que optan por centros privados, llega al 30% en el caso de la concertada y sube un poco más del 40% en la pública. De hecho, este último gasto es el más importante entre los alumnos que van a centros públicos.

El estudio concluye que hay que aumentar la confianza pública en los centros educativos para evitar que la «educación en la sombra» se imponga como norma social. Así, demandas políticas que aborden los factores que están acelerando la expansión de estos aprendizajes. Entre estos sitúa los exámenes externos altamente competitivos y las tasas injustificadamente altas de fracaso y repetición. También apunta que hacen falta reformas en materia de certificación del aprendizaje, orientación personal y profesional y multiplicación de itinerarios formativos donde todo el mundo puedan encontrar su sitio.