El consumo de alcohol, incluso si es moderado, se relaciona con una progresión más rápida del alzhéimer
Un estudio ha concluido que la sustancia acelera la 'cascada patológica' de esta enfermedad neurodegenerativa.
Científicos de la Facultad de Medicina de la Universidad Wake Forest (Estados Unidos) han demostrado que incluso cantidades modestas de alcohol pueden acelerar la atrofia cerebral, que es la pérdida de células cerebrales, y aumentar el número de placas amiloides, que son la acumulación de proteínas tóxicas en la enfermedad de Alzheimer.
La enfermedad de Alzheimer es la forma más común de demencia y representa entre el 60 y el 80 por ciento de los casos. Aunque las investigaciones actuales sugieren que el trastorno por consumo de alcohol es un factor de riesgo en la enfermedad de Alzheimer, el impacto que este trastorno tiene en la patología de la enfermedad es un área de investigación continua.
«Estos hallazgos sugieren que el alcohol podría acelerar la cascada patológica de la enfermedad de Alzheimer en sus fases iniciales», ha comentado la doctora Shannon Macauley, profesora asociada de Fisiología y Farmacología de la Facultad de Medicina de la Universidad Wake Forest, cuyo estudio preclínico se ha publicado en la revista científica Neurobiology of Disease.
Utilizando modelos de ratón de la patología relacionada con la enfermedad de Alzheimer, los investigadores emplearon un método de consumo crónico de alcohol de 10 semanas en el que los ratones podían elegir entre beber agua o alcohol, imitando el comportamiento humano respecto al consumo de alcohol.
A continuación, analizaron cómo el consumo voluntario y moderado de alcohol alteraba la función cerebral y el comportamiento sanos y si alteraba la patología asociada a las primeras fases de la enfermedad de Alzheimer.
Los investigadores descubrieron que el alcohol aumentaba la atrofia cerebral y provocaba un mayor número de placas amiloides, incluido un mayor número de placas más pequeñas, lo que podría sentar las bases para una mayor proliferación de placas en etapas posteriores de la vida.
Curiosamente, los investigadores también observaron que la abstinencia aguda de alcohol aumentaba los niveles de beta-amiloide, que es un componente clave de las placas amiloides que se acumulan en la enfermedad de Alzheimer.
Otros análisis mostraron que la exposición crónica al alcohol regulaba mal el metabolismo cerebral y periférico, otra forma de acelerar la patología del Alzheimer. Anteriormente, Macauley había demostrado que un nivel elevado de azúcar en sangre aumenta el beta-amiloide y las placas amiloides.
En este estudio, los investigadores descubrieron que incluso un consumo moderado de alcohol provocaba elevaciones del azúcar en sangre y marcadores de resistencia a la insulina, lo que aumenta el riesgo no sólo de padecer Alzheimer, sino también otras enfermedades como la diabetes de tipo 2 y las enfermedades cardiovasculares.
El estudio también descubrió que el consumo moderado de alcohol alteraba la ansiedad y los comportamientos relacionados con la demencia. «Estos hallazgos preclínicos sugieren que incluso el consumo moderado de alcohol puede provocar lesiones cerebrales. El consumo de alcohol puede ser un factor de riesgo modificable para la enfermedad de Alzheimer y la demencia», ha detallado Macauley.