Diari Més

La covid-19 redujo en un 8,4% las pruebas para detectar cánceres o enfermedades cerebrales

La OCDE alerta España de «limitaciones persistentes» en la capacidad de formar enfermeras por falta de plazas

Imatge d'una màquina de ressonància magnètica.

La covid-19 redujo en un 8,4% las pruebas para detectar cánceres o enfermedades cerebralesPixabay

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La covid-19 redujo el año 2020 en un 8,4% la realización de tomografías computerizadas -utilizadas entre otros para detectar cánceres o enfermedades cerebrales- en el Estado. Eso es lo que apunta un informe de la OCDE publicado este jueves sobre el nivel de preparación de los sistemas sanitarios para hacer frente a una crisis sanitaria como la provocada por la covid-19. El documento avisa de que en el 2020 hubo pruebas y operaciones que se dejaron de hacer por la crisis sanitaria y también alerta de que en el sistema educativo del Estado hay «limitaciones persistentes» para formar enfermeras.

Con respecto a la falta de capacidad de formar enfermeras, la OCDE se basa en el hecho de que en el Estado las solicitudes para estudiar enfermería han aumentado más de un 50% entre el 2019 y el 2021, pero el incremento de los estudiantes aceptados es sólo del 6%. «Eso indica limitaciones persistentes en la capacidad educativa», apunta el informe.

En el documento, la OCDE alerta que «el legado de la pandemia puede durar décadas» en los sistemas sanitarios y que por eso «construir resiliencia nunca no ha sido tan urgente». Durante la pandemia, el texto señala que en el Estado se redujeron en un 8,4% las tomografías computerizadas y en un 14,2% las resonancias magnéticas.

El informe también apunta que también se redujeron en un 20% las operaciones de cataratas, en un 30,9% las artroplastias de rodilla y en un 16% las de cadera. En el caso de los bypasses coronarios, las intervenciones descendieron un 16% y un 10,9% las angioplastias coronarias.

Durante la pandemia, las intervenciones menos urgentes se suspendieron o retrasaron. Las áreas clínicas más afectadas fueron el análisis, el seguimiento y el tratamiento de condiciones crónicas en la atención primaria y en cirugías opcionales», subraya el texto en referencia a España.

Con respecto a la disponibilidad de camas en las UCI el año 2020, España se situaba por debajo de la media de la OCDE con 10,4 por cada 100.000 habitantes y lejos de países como la República Checa (43,2), Alemania (28,2) o Francia (27,3). La media de la OCDE se sitúa en 14,4 por cada 100.000 habitantes.

Escasez de trabajadores sanitarios

El informe señala que en España ya había escasez de trabajadores sanitarios antes de la pandemia, incluidos médicos y enfermeras en hospitales y residencias. Entre las medidas que se pusieron en marcha para paliar los efectos de la falta de trabajadores, la OCDE apunta a la ampliación de las horas de trabajo de los sanitarios, así como el aumento de la carga de trabajo y la relocalización de trabajadores en los centros donde más se necesitaban y la reducción de las actividades no relacionadas con la covid-19.

También se reorganizaron equipos, movilizaron estudiantes de enfermería y gritaron profesionales jubilados o que estaban en la reserva. En España no se hicieron formaciones rápidas en áreas específicas que eran clave para hacer frente a la pandemia, tal como sí se hicieron en otros países.

Para hacer frente a la escasez de trabajadores, la OCDE pide poner remedio a las malas condiciones laborales de los sanitarios, mucho de ellos, subraya, con contratos temporales. Durante la pandemia, el documento apunta que España fue uno de los países que aumentó la teleasistencia sanitaria para poder mantener el acceso a la atención primaria y atender también los pacientes no afectados por la covid-19.

Esperanza de vida y salud mental

El informe apunta que en España murieron 1.883 personas por cada millón a causa de la covid-19. Según la OCDE, la esperanza de vida en el Estado se redujo en 1,6 años a causa de la pandemia, uno de los países con un mayor descenso, aunque en España el exceso de mortalidad fue inferior al de la media de la OCDE. A pesar del descenso en la esperanza de vida en 2020, la cifra ya se situaba en los 0,7 años en el 2021 en comparación con el 2019.

Según el documento, un 27,1% de los ciudadanos del Estado sentían tristeza en 2020. Con respecto a los problemas de salud mental, la OCDE recoge que en el Estado se pusieron a disposición de los ciudadanos iniciativas de apoyo en cuestiones de salud mental, tal como también hicieron el 88% de los países de la OCDE. Además, el documento remarca que en el Estado también se ofreció asistencia psicológica a los trabajadores sanitarios.

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