Expertos del Clínic alertan de que más de 4 porros a la semana ya implica riesgo para la salud
Especialistas en adicciones y salud mental alertan de las falsas informaciones que tiene buena parte de la población
Un grupo de profesionales del Hospital Clínic de Barcelona, expertos en adicciones, ha consensuado que el consumo de 5 o más porros a la semana implica un riesgo para la salud. Aun así, hay poblaciones donde cualquier consumo, por poco frecuente e intenso que sea, implica un riesgo significativo para la salud. Por ejemplo, menores de 21 años, embarazadas y mujeres lactantes, personas que sufren enfermedades físicas (problemas cardiacos y respiratorios entre otros) o mentales (psicosis, depresión, trastorno bipolar, trastornos de ansiedad, adicción, entre otros). Los especialistas alertan de que buena parte de la población tiene falsas creencias sobre los supuestos beneficios del cannabis.
Los expertos participantes son profesionales de la salud mental, salud pública, atención primaria e investigadores que han investigado o trabajado en el consumo de riesgo de alcohol o en la prevención y el tratamiento de los problemas derivados del consumo de cannabis. Se trata de Mercè Balcells, responsable de la Unidad de conductas adictivas del Clínic Barcelona, Hugo López, jefe del grupo de Adiccions de IDIBAPS y vicepresidente de Socidrogalcohol, Laura Nuño, psicóloga clínica, y Clara Oliveres, psiquiatra e investigadoras del mismo grupo. El consenso se ha realizado siguiendo la metodología científica de consenso Delphi, por lo que los participantes lo han hecho de manera anónima. Los resultados de este consenso son todavía preliminares, pero están alineados con otros consensos como el canadiense.
Actualmente, un 3,7% de los españoles consumen cannabis diariamente o casi diariamente. Eso implica que este porcentaje de la población tiene un patrón de consumo de elevado riesgo para la salud. Además, un 15% de la población española de entre 15 y 64 años y un 11% de los adolescentes (14-18 años) piensa que consumir cannabis no tiene consecuencias sobre la salud. Esta baja percepción de riesgo, sumado a fuentes de información poco fiables o directamente con intereses comerciales, dificulta que la población tenga acceso a mensajes de salud creíbles y basados en evidencia científica.
España es el país de la UE con más consumo de cannabis el último mes (9% de la población) y al lado de Luxemburgo y Portugal, uno de los países con más porcentaje de usuarios diarios o casi diarios de cannabis, patrón de consumo de más riesgo. La edad media del inicio de consumo de cannabis está por debajo de los 15 años, según uno encuesta del 2021 con estudiantes de secundaria, una edad en que el cerebro está en pleno desarrollo y donde el consumo puede ser más perjudicial. Un 14,2% de los españoles de entre 15 y 34 años han consumido cannabis al menos una vez en el último mes, cifra que sube al 15,9% entre los 15 y 24 años. Es la prevalencia más elevada de toda la Unión Europea.
Los puntos clave sobre los riesgos del consumo de cannabis que hay que transmitir a la población, según este grupo de profesionales de la salud expertos adicciones, son cuatro. El consumo de cannabis no es inocuo. Aunque se haya planteado la utilidad como tratamiento para algunas enfermedades, los fármacos utilizados fuera de la prescripción y el control facultativo también suponen un riesgo para la salud, y en este caso, además, la evidencia de su utilidad es escasa.
Las personas con problemas de salud mental empeoran el bienestar y la patología con el consumo de cannabis. Eso es así, aunque inicialmente puedan sentir un aligeramiento temporal. Eso también pasa con otras sustancias como el alcohol. El consumo de cannabis también tiene riesgos sobre la salud física, especialmente cuando se mezcla con tabaco, ya que provoca problemas cardiacos y pulmonares.
Por último, aseguran que ninguna cantidad de cannabis es totalmente seguro. Así, dicen que si se acaba consumiendo, se intente no hacer antes del 21 años, que no tenga más de un 10% de THC y que el consumo sea inferior a 5 unidades de porro estándar a la semana. Cuanto menos mejor. Si la persona tiene algún factor de riesgo, hay que evitar cualquier uso.
Los profesionales de las adicciones, que estos días se reúnen en Granada en las Jornadas Nacionales y en el quinto Congreso Internacional de Socidrogalcohol, muestran su preocupación con respecto al consumo de riesgo de esta sustancia. Hugo López, explica que el consumo de riesgo «es el patrón de consumo de sustancias, en este caso cannabis, que aunque la persona no sufra un trastorno por consumo de ni tenga consecuencias sobre la salud física o mental, comporta un alta probabilidad de presentar estas consecuencias o trastorno en un futuro».
Mercé Balcells añade que «el consumo de riesgo se define en función de la cantidad y la frecuencia de uso». «Además, cualquier consumo de cannabis de más del 10% de THC es un consumo de riesgo, así como conducir bajo los efectos del cannabis o hacerlo si hay antecedentes familiares de trastornos mentales. El consumo de cannabis junto con otras drogas, incluyendo alcohol, también implica un consumo de riesgo», ha argumentado el doctor López.
Una de las preocupaciones principales de los profesionales es precisamente el consumo de cannabis de alta potencia en edades tempranas. Y es que el contenido de THC (componiendo con potencial adictivo) ahora es más potente del que hace 20 años. También preocupa el consumo de cannabis en adolescentes, adultos jóvenes y personas con problemas de salud mental.
La prevención es clave para que la población conozca los riesgos reales del consumo, dicen. «La prevención tiene que ser universal (para toda la sociedad), basada en la evidencia y alejada de discursos sensacionalistas. En definitiva, hace falta que sea creíble, coherente y sólida. La prevención en grupos específicos de población, jóvenes o personas con problemas de salud mental, por ejemplo, tiene un papel relevante», explica Balcells. López añade que hay que mejorar la alfabetización en salud con respecto al cannabis, es decir, la capacidad de adquirir información fehaciente y útil, e integrarla en el sistema de pensamiento propio. También hay que mejorar las condiciones de vida de la población que predisponen a sufrir una vulnerabilidad al consumo de sustancias, en este caso cannabis, así como reducir los estímulos externos que promueven consumo de cannabis».