Investigadors encuentran una vía para mejorar la modulación de los fármacos en el ámbito celular
Un estudio muestra el funcionamiento de la arrestina, proteína que regula los receptores de las células
Un equipo de investigadores internacional liderado por la Universidad de Birmingham, en el Reino Unido, con participación del Instituto Hospital del Mar de Investigaciones Médicas ha descubierto una vía que permitiría mejorar la modulación de los fármacos en el ámbito celular.
La investigación, publicada en la revista 'Cell', analiza cómo una proteína presente en la membrana de las células, la arrestina, controla el efecto de determinados receptores celulares implicados en el funcionamiento de los fármacos. Este enfoque abre la puerta al desarrollo de mejores tratamientos para el dolor o patologías como la diabetes y enfermedades cardiacas, según indican los responsables de la investigación.
El grupo, liderado por la investigadora Jana Selent, ha llevado a cabo simulaciones a escala atómica de la actividad de las moléculas que han permitido comprobar el papel regulador de la arrestina sobre los receptores acoplados a proteínas G. Eso, afirman los responsables de la investigación, puede permitir «abrir una vía para poder modular de forma más adecuada los fármacos y mejorar así su perfil terapéutico», explica Selent.
En el estudio se ha podido observar, por una parte, la manera como la arrestina regula la actividad de los receptores de las células ante los estímulos (neurotransmisores u hormonas). De la otra, también se ha comprobado en cuánto tiempo se lleva a cabo esta interacción. Selent también ha explicado que la interacción entre la beta arrestina y los receptores activos «es mucho más dinámica de lo que se pensaba», y permite «un mejor control de las señales intercedidas por estos receptores».
Hay que tener en cuenta que entre el 30 y el 40% de los fármacos actuales actúan sobre los receptores acoplados a proteínas G, precisamente los regulados por la beta arrestina. Se trata del grupo más grande de receptores existente en el cuerpo humano, con la función primordial de regular los efectos de muchas hormonas y neurotransmisores sobre las células.
Gracias a este hecho, la beta arrestina pasa a ser una posible diana para desarrollar nuevos fármacos o mejorar los existentes, regulando «de forma mucho más ajustada su efecto y posible toxicidad sobre las células», explica la investigadora del IMIM-Hospital del Mar.