La música calma el dolor de los bebés, según un estudio
Existen evidencias que postulan puede tener diferentes efectos sobre nuestro sistema nervioso
Durante muchos años, se dijo que poner música clásica a los niños, y específicamente la de Mozart, favorecía el desarrollo de su inteligencia. Por supuesto, esto es un bulo, si bien se basa en una serie de evidencias científicas malinterpretadas hasta el ridículo.
Y es que es un hecho que la música (sea del género que sea) es un estímulo para nuestro sistema nervioso, y existen bastantes investigaciones que han encontrado que puede provocar diferentes efectos sobre el mismo. Por ejemplo, un nuevo estudio publicado en el medio especializado Pediatric Research ha demostrado que ciertas piezas de música, o en general ciertos sonidos, pueden reducir el dolor en los neonatos. Coincidentemente, los autores lo han comprobado usando una pieza del compositor clásico, pero señalan que muy probablemente otras obras o incluso las voces de los progenitores pueden tener un resultado similar.
Concretamente, estos investigadores tomaron a 100 niños con dos días de edad de media y con un período de gestación de 39 semanas y los dividieron en dos grupos: a uno de ellos le pusieron música de Mozart antes, durante y después de realizarle la prueba del talón (un procedimiento en el que se recoge una pequeña muestra de sangre del talón de los recién nacidos para realizar un cribado de enfermedades metabólicas hereditarias) mientras que al otro no se le reprodujo la música, y posteriormente compararon las expresiones de dolor en ambos grupos en base a una escala que tenía en cuenta criterios como las expresiones faciales de los bebés o la intensidad del daño.
De esta forma, observaron que los bebés que escucharon la música puntuaban de media por debajo en la escala de expresión del dolor, lo que llevó a estos autores a considerar que la música puede emplearse como un método eficaz de alivio del dolor en los niños recién nacidos frente a procedimientos menores como la prueba del talón.
En base a esta experiencia, los autores creen oportuno investigar en busca de otros sonidos que puedan ayudar a aliviar las molestias en los pacientes más pequeños, considerando que se trata de una estrategia sencilla de implementar y nada invasiva.