Un tercio de los casos de alzhéimer en España se debe a hábitos modificables

Casi un millón de personas convive en la actualidad con el alzhéimer en España. Se trata de una enfermedad neurodegenerativa grave cuyas causas continúan siendo un misterio, pero a medida que aprendemos más sobre la enfermedad tenemos más claro que nuestro estilo de vida cumple con un papel a menudo determinante.

Tanto es así que, según explica la Sociedad Española de Neurología (SEN), más un tercio de los casos de alzhéimer son atribuibles a nueve factores de riesgo modificables. Es decir, que existen circunstancias sobre las que tenemos capacidad de actuar que están contribuyendo notablemente al riesgo de que las personas desarrollen esta terrible enfermedad.

Estos factores son «la diabetes mellitus, la hipertensión arterial en la edad media de la vida, la obesidad en la edad media de la vida, el tabaquismo, la inactividad física, la depresión, la inactividad cognitiva, el bajo nivel educativo, la hipoacusia (pérdida de oído) y el aislamiento social», detalla Juan Fortea, Coordinador del Grupo de Estudio de Conducta y Demencias de la SEN en un comunicado de prensa. «Una reducción de entre un 10 y un 25% en dichos factores de riesgo podría prevenir entre 1 y 3 millones de casos de alzhéimer en el mundo».

Teniendo esto en cuenta, afirma, «no sólo urge impulsar planes de prevención primaria, principalmente con un mayor control de los factores de riesgo vascular y un estilo de vida más saludable en general, sino también invertir en lograr un mayor conocimiento de la fisiopatología de esta enfermedad que facilitaría el desarrollo de fármacos más eficaces».

¿Cuántas personas sufren de alzhéimer en España?

Según los datos de la SEN, actualmente padecen alzhéimer unas 800.000 personas en España. Se trata de la enfermedad que mayor discapacidad genera en personas mayores en España, y por tanto una de las que conlleva mayores gastos sociales.

Cada año se diagnostican unos 40.000 nuevos casos de alzhéimer; a pesar de ello, se estima que el 80% de los casos leves están aún sin diagnosticar y que entre el 30 y el 40% de los casos totales también lo están. Esta situación dificulta con mucho que se puedan instaurar tratamientos farmacológicos de manera precoz, lo que ralentizaría el deterioro cognitivo y ayudaría a controlar los trastornos conductuales asociados a la enfermedad.

Sea como sea, y teniendo en cuenta que los fármacos disponibles actualmente para la enfermedad sólo consiguen retrasar la progresión de los síntomas y que no disponemos hasta el momento de fármacos modificadores de la enfermedad eficaces, la intervención sobre estos factores de riesgo modificables se postula en la actualidad como una de las alternativas más eficaces para la prevención activa de la misma y para reducir su incidencia a futuro.